A la hora de escoger un nombre para un coche, las marcas piensan en miles de opciones posibles. Hay comités, expertos y analistas que determinan qué denominación puede causar mejor impacto entre los conductores de todo el mundo. La mayor parte de las veces los coches y sus nombres pasan sin pena ni gloria por nuestras vidas, pero algunas, sólo unas pocas, consiguen dejar una huella imborrable. El Nissan Skyline fue durante años uno de los deportivos más famosos del mundo. Hoy mantiene ese espíritu, pero Nissan quiere aprovecharse de su nombre para cometer uno de los mayores sacrilegios que podríamos imaginar.
Se trata de una estrategia que calca la que está usando Renault desde que Luca de Meo fuera incorporado a las filas del fabricante francés: utilizar denominaciones de modelos de rotundo éxito en el pasado para con ello tener una mayor aceptación entre una oferta aséptica.
La verdad es que tampoco es que estemos hablando de algo nuevo o que no haya pasado recientemente. La era eléctrica está rompiendo esquemas en todo el mundo, no sólo por los coches que se presentan y la tecnología que estos incorporan, sino por el nombre que reciben. Las marcas no lo están pasando bien para encajar denominaciones nuevas en gamas que, por lo general, acumulan décadas de existencia. Volkswagen está trabajando en una nueva fórmula, al igual que Mercedes. Los de Stuttgart la necesitan como agua de mayo ya que todo se está complicando de forma excesiva. La gama EQ ha crecido mucho y es hora de adaptar los formatos.
A falta de uno, Nissan propone dos Skyline completamente diferentes
Sin embargo, dentro de lo que cabe, Volkswagen y Mercedes han optado por nuevos nombres para sus coches eléctricos. Otras marcas han decidido aprovechar el pasado para mirar el futuro. El Ford Mustang Mach-e es el ejemplo más claro. Es un SUV eléctrico que toma prestado el nombre de uno de los deportivos americanos más queridos por todo el mundo. No tiene ningún sentido, pero ahí está. Lo que Nissan plantea ahora es bastante similar. Los japoneses quieren emplear el nombre Skyline para crear un coche eléctrico. Dos en realidad, uno SUV y otro fastback.
Si retrocedemos en el tiempo, hasta el año 1969, fue cuando conocimos por primera vez la denominación Skyline. Surgió como resultado de la fusión de Nissan con Prince Motor Company, creadores originales del Skyline. El modelo fue poco a poco evolucionando hasta convertirse en un deportivo de cuatro plazas y alto rendimiento. El cenit comercial se alcanzó con la exitosa saga R32 en su versión Skyline GT-R. Godzilla para los más quemados del lugar. Tiempo después, Nissan decidió olvidarse de Skyline para seguir apoyándose en la nomenclatura GT-R, con gran éxito por cierto. Ahora sabemos que habrá un Nissan GT-R eléctrico, pero en ese caso sí, el nombre coincidirá con la forma clásica.
Tal y como informan fuentes japonesas, la compañía quiere lanzar dos modelos que poco, por no decir que nada, tienen que ver con el Skyline que siempre hemos conocido. Se espera que el SUV sea el primero en salir, en torno al año 2025. Se basará en la plataforma del Nissan Ariya, aunque ofrecerá un rendimiento cercano a los 450 caballos. En cuanto a la berlina fastback, la información es mucho más concisa. También contará con un rendimiento elevado y grandes dosis de alcance, pero su apuesta principal será el diseño gracias a una línea coupé/fastback realmente atractiva. Poco a poco iremos conociendo más detalles.