Pese a lo que algunos puedan pensar, la principal causa por la que un coche eléctrico tiene que subirse a una grúa no tiene nada con ver con la batería eléctrica y mucho menos con quedarse tirado por falta de autonomía. Tampoco tiene relación alguna con la mecánica 100% libre de emisiones. No. Es algo que de algún modo se puede prevenir. Ocurre también en los automóviles diésel y gasolina y el protagonista es un elemento que todos ellos tienen en común. Hablamos de los pinchazos en los neumáticos.
Según el informe de Start Rescue, empresa de servicios de asistencia en carretera, el 29% de las llamadas relacionadas con un vehículo eléctrico tiene que ver con la pérdida del aire en alguna de las gomas. Y como prácticamente todos los automóviles del mercado prescinden ya de la rueda de repuesto, no queda otra que llamar a la grúa.
Hay que tener en cuenta que los coches eléctricos y los híbridos enchufables necesitan algo más de espacio para la batería y eso hace imposible tener una rueda de repuesto. Pero no es algo exclusivo de la transición a la electromovilidad, porque, de hecho, casi ningún modelo del mercado la ofrece de serie y en algunos casos tampoco hay espacio para ella.
La sustituyen por un kit de reparación de pinchazos, que es una solución bastante menos efectiva que la típica galleta que nos permite seguir circulando durante algunos kilómetros. La espuma del kit puede sellar pequeñas fugas de aire, pero hay casos en los que será imposible reemprender la marcha.
De ahí que sea interesante controlar la presión de los neumáticos a menudo (de acuerdo con lo que indica el fabricante), así como su estado. Esto nos ahorrará quedarnos tirados en la carretera en más de una ocasión.
Para los coches eléctricos en concreto, también conviene optar siempre por unas gomas que se hayan fabricado ad hoc. Hay que tener en cuenta que marcan en la báscula pesos mayores por las baterías que incorporan y que requieren una construcción con materiales y tecnología que tiendan a mejorar la autonomía, la duración y el ruido derivado de la rodadura.
Hay marcas, como Michelin, que ofrecen neumáticos específicos para coches eléctricos de los distintos segmentos, como los E-Primacy, que aseguran hasta un 20% más de eficiencia energética. Además, tienen en cuenta el ruido de rodadura, pues en un vehículo cero emisiones el 70% del sonido que llega al habitáculo procede del rozamiento de los neumáticos con el asfalto.
Como soportan más peso, los tienen que fabricar con compuestos especiales que aseguren su durabilidad y su efectividad durante las frenadas. También los hay de corte más deportivo, como los Michelin Pilot Sport EV.
Y, por supuesto, hay neumáticos de invierno compatibles con coches 100% eléctricos y PHEV. Es el caso de los Alpine 5. Y también hay gomas all season. En terrenos deslizantes como la nieve o el hielo, calzar correctamente el vehículo cobra vital importancia en este tipo de automóviles más pesados, donde la inercia que soporta el conjunto es mayor.
Por cierto, la segunda avería más frecuente en vehículso eléctricos (representa el 23,7% de los servicios prestados) según el citado informe sí es la batería, pero no la principal, sino la de 12 voltios, que también comparte con los automóviles de combustión.