La normativa y no la demanda impulsa el mercado del coche eléctrico en Europa

Las restricciones europeas empujan a las marcas hacia la electrificación, que buscan en la hibridación suave una pequeña solución. Los compradores se encuentran con una infraestructura pobre y desigual.

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25/09/2018 11:03
Actualizado a 09/10/2018 16:55

Que la movilidad eléctrica es el futuro nadie lo duda. Sin embargo, nadie sabe cómo será el camino hacia la electrificación total y la entrada en juego de la conducción autónoma y la necesidad de una fuerte inversión por parte de las administraciones y las marcas son condicionantes en cada territorio. En Europa, por ejemplo, la Unión Europea (UE) apuesta por la electrificación y los fabricantes están invirtiendo grandes cantidades en la electrificación total o parcial de sus modelos. De este modo, el número de híbridos y eléctricos crece a la vez que la tecnología mejora y los costes se reducen.

Las marcas premium europeas, sobre todo Jaguar, con el nuevo I-Pace, Audi, Mercedes y BMW son algunas de las firmas que iniciarán, decididamente, esta ofensiva por la electrificación. En 2019, llegarán, además, vehículos como el Porsche Taycan, el primer coche 100% eléctrico de la compañía. No obstante, no solo las premium apuestan fuerte por la electrificación, sino que casi todos los grupos y marcas, excepto Mazda, Suzuki y Subaru, han anunciado planes que prometen opciones electrificadas para casi la totalidad de su oferta y nuevos modelos 100% eléctricos.

La legislación

Parece que la motivación de muchos grupos automovilísticos para pasarse a la electrificación son las restricciones de los gobiernos europeos. De hecho, Mark Chernoby, director técnico del Grupo FCA, describió la Unión Europea como "el ambiente más desafiante tanto legislativamente como de clientes en el mundo". 

Sin embargo, muchas marcas también se aferran al fenómeno 'mild hybrid' (hibridación suave) para afirmar que sus coches están electrificados. Mediante esta tecnología, el vehículo mantiene su motor de combustión y solo recibe un pequeño 'empujón' eléctrico que les ayuda a reducir mínimamente sus emisiones de CO2.

La caída del diésel

Mientras los consorcios buscan la fórmula del éxito con la hibridación, los compradores están abandonando el diésel motivados por sus emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y la decisión de algunos fabricantes de automóviles de dejar de producir motores propulsados por gasóleo. El último, por ejemplo, ha sido Porsche anunciándolo esta misma semana. La Unión Europea, mientras, busca empujar a los que decidan abandonar el diésel hacia la movilidad eléctrica. Sin embargo, la subida de ventas de vehículos gasolina ha hecho que los niveles de CO2 suban y los objetivos de la Comisión Europa, que pretenden reducir la media de emisiones un 30% en 2030 con respecto a 2021, se complican.

La electrificación es la clave en este asunto. De hecho, los PHEV se han visto beneficiados también por el declive del diésel con un incremento de ventas y de intención de compra, según publicó el Observatorio Cetelem del motor. Según las estimaciones de la UE, el 15% de las ventas totales en 2025 deberían corresponder a vehículos PHEV, una cifra que se incrementaría hasta el 30% en 2030. Las marcas que consigan alcanzar estos porcentajes no deberían tener problemas en cumplir con los objetivos europeos de emisiones.

Grandes inversiones

Las marcas deben llevar a cabo grandes inversiones para lanzar vehículos eléctricos. El Grupo FCA, por ejemplo, necesitará dedicar un 20% de su gasto total en 2022, unos 9.000 millones de euros, al desarrollo de vehículos electrificados, ya que, ese año, esperan que el 40% de sus vehículos sean híbridos suaves y otro 20% híbridos o eléctricos. Un 40% se quedará sin electrificar.

En total, entre marcas y proveedores invertirán unos 255.000 millones en vehículos eléctricos el mismo año 2022. Comparado con los 25.000 millones que se gastarán, según cálculos de AlixPartners, los ocho años anteriores. Todo este dinero se distribuirá en el desarrollo de propulsores y tecnología que permita una experiencia de conducción y de usuario satisfactoria para llamar a los compradores. Sistemas como una nueva generación de Head-Up Display con realidad aumentada, que UBS asegura que introducirán los Volkswagen eléctricos, son ejemplos de esta tecnología, además de los sistemas de conducción eléctrica, que también se están llevando grandes cantidades en inversiones.

El precio

El precio de los eléctricos es uno de los problemas principales a la hora de hacer el cambio hacia la movilidad eléctrica. De hecho son las marcas premium las que arrancan con la electrificación total porque sus precios se ajustan más al comprador de marcas premium que al de firmas generalistas. El alto componente tecnológico de estos vehículos y el dinero invertido hacen que sus compradores deban pagar un poco más.

El desarrollo de nuevas tecnologías y la optimización de procesos de producción permitirán en el futuro que los precios bajen y el acceso a un eléctrico sea más asequible para el comprador general. Mientras, las marcas buscan la estrategia perfecta para llegar a los compradores. "Es cuestión de hacer los coches tan atractivos, con un contenido tan irresistible que la gente quiera pagar más", afirma Alain Favey, el jefe de ventas y marketing de Skoda.

El problema de la infraestructura

Por otro lado, la infraestructura de carga es el segundo gran problema tras el precio. En Europa, de los más de 100.000 puntos de recarga públicos repartidos por el continente, el 72% se concentran en solo cuatro países, Holanda, Francia, el Reino Unido y Alemania. Sumados, los cuatro estados representan el 27% del total de la extensión del Viejo Continente. Para los otros 24 países solo queda un 24% de los puntos de carga. España, Suecia y Austria, superando todos los 3.500 puntos destacan en este grupo de países. Chipre, con 36, se encuentra a la cola del continente.

La Comisión Europea cree que se necesitarán 2,5 millones de puntos de carga en el continente en 2025 para satisfacer la demanda total de todos los PHEV y eléctricos que circularán entonces. Según la UE, el 15% de las ventas corresponderán a estos dos tipos ese año. AlixPartners, por contra, vaticina que será el 20% del total. En cualquier caso, para llegar a los 2,5 millones de puntos de carga se deberá multiplicar por 20 la infraestructura actual en solo siete años.