Solo los propietarios de un coche eléctrico saben lo que es cargar en zonas con alguna que otra particularidad. Al fin y al cabo, debido a la presencia de múltiples factores, es posible que en ocasiones no haya autonomía suficiente para alcanzar el siguiente destino de carga. En estos casos, toca tirar de ingenio para poder incluir unos cuantos electrones al vehículo basado en baterías eléctricas. Ahora bien, ¿hasta qué punto puede ser que termines saliendo en el periódico local?
Una pareja propietaria de una unidad del Tesla Model Y tenía programado un viaje que, finalmente, se convirtió en una odisea. Debido a circunstancias ambientales y relacionadas con la conducción, lo cierto es que el coche no pudo programar una ruta para valerse de la infraestructura Supercharger. Por este motivo, tuvo que realizarse un parón inesperado en una localidad denominada Ekalaka, Montana. Esta localidad rural tiene censadas un total de 332 personas, por lo que la posibilidad de existencia de coches eléctricos es remota.
Cargar el coche eléctrico en un municipio de 300 habitantes puede llevar a salir en el periódico
Sea como fuere, lo cierto es que se aprovechó la presencia de un enchufe de carga en dicho lugar. Se trataba de un puesto de carga que, si bien no ofrecía un rendimiento de 250 W como los de la red Supercharger, sí permitía afrontar la última parte del trayecto.
Todo parecía ir según lo planeado, pero lo especialmente relevante ocurrió tan solo un día después. Tras comprobar que no podía repetir la operación, un vecino de dicho municipio se aproximó y le mostró el diario local, de acuerdo con la información de Montana Free Press.
Ahí, en primer plano y en portada, aparecía la imagen del Tesla Model Y conectado a la red pública de electricidad. Por si fuera poco, la fotografía aparecía bajo el título 'Voltios prestados'. Tal y como podrás imaginar, a la comunidad no le había sentado bien del todo que un forastero 'robase' parte del suministro eléctrico del lugar con tal de incrementar la autonomía de su vehículo. La pareja, formada por Chad Lauterbach y Allis Markham, decidieron acudir a la Cooperativa Eléctrica del Sureste, la entidad que ofrece el suministro eléctrico.
La cuestión se saldó con el pago de un recibo por valor de 60 dólares. En proporción, salió muy cara la carga del coche eléctrico, ya que, en otras condiciones, dicho precio le habría permitido a esta pareja circular miles de km aprovechándose de tarifas reducidas. Sea como fuere, lo cierto es que la población parece que está dispuesta a ofrecer un servicio de recarga con tal de ver cómo se incrementa la actividad en el municipio. Al fin y al cabo, ofrecer este servicio puede servir para que la economía rural despegue.