Hace prácticamente un año, en abril de 2024, el director general de Maserati, Davide Grasso, hizo un importante anuncio para su compañía: adelantaría su electrificación total a 2028. Hoy, ni 12 meses después, el ambiente en Módena es bien diferente. Las bajas ventas y los números rojos preocupan en los despachos de Maserati. La compañía tiene que apretarse el cinturón, atender a sus clientes y hacer cambios. El nuevo responsable de la compañía, Santo Ficili, ha sacado la tijera y ha cancelado el proyecto eléctrico más ambicioso hasta la fecha, el Maserati MC20 eléctrico. Esgrime varias razones.
La situación de Maserati es complicada, pero no mucho más sencilla es la que se vive en el entorno de su matriz, Stellantis. La dimisión de Carlos Tavares ha supuesto un punto de inflexión ante la asfixiante política de ahorro ejecutada por el ya ex CEO portugués. Mientras que Tavares disfruta de su jubilación y del gran finiquito que ha recibido, el conglomerado busca un nuevo responsable que reconduzca la delicada situación de algunas de las marcas del grupo. Durante mucho tiempo se ha especulado con la venta de algunas compañías como Maserati, Dodge o Chrysler.

Maserati tiene que apretarse el cinturón si no quiere ser despedido de Stellantis
Si bien estas todavía tienen su puesto garantizado en el seno de la alianza, todas tienen que mostrar índices positivos para estar a salvo. Ficili tiene ante sí una árdua tarea. El MC20 iba a ser un deportivo eléctrico de alto rendimiento y espectacular belleza. Una combinación que sólo puede nacer en Italia, en Módena. Conste que no sería el primer coche eléctrico de la compañía puesto que ese honor siempre les corresponderá a los Maserati GranTurismo y Grecale Folgore. El MC20 iba a sumarse a esa elitista y eléctrica familia, pero ya no. El proyecto se ha cancelado a pesar de estar en un avanzado estado de gestación.
El primer motivo es el ajuste presupuestario que afronta la marca. Se elimina lo superfluo y se analiza cada mínimo movimiento. La segunda razón para la eliminación del MC20 Folgore es que, según Maserati, no hay clientes para él. Las bajas ventas de sus hermanos enchufables demuestran que los conductores de Maserati no quieren depender de un enchufe. "Los estudios de mercado para el segmento de los superdeportivos y, especialmente para los clientes del MC20, han demostrado que están muy interesados en conducir potentes motores ICE como el Maserati Nettuno V-6, que incorpora tecnologías derivadas de la F1, pero no están listos para cambiar a BEV en el futuro previsible”.

En resumen: los clientes de Maserati quieren grandes motores de gasolina antes que cualquier desarrollo eléctrico. El MC20 BEV no ha generado ningún interés comercial y ante semejante evidente respuesta no había motivos para seguir adelante con el trabajo. Con respecto al horizonte de 2028, nadie en la compañía ha querido aclarar nada al respecto, aunque se da por hecho que Maserati no se tornará una marca eléctrica para entonces. En 2024 la compañía vendió un total de 11.300 coches en todo el mundo, una caída del 57% con respecto al año anterior. Si Maserati quiere sobrevivir tendrá que seguir apostando por la combustión mientras que el mundo cambia de rumbo con respecto a los deportivos eléctricos.