EE.UU. podría prohibir o restringir vehículos chinos conectados por seguridad nacional

La administración Biden ve un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos en las tecnologías de los coches chinos conectados.

Es un capítulo más en la guerra tecnológica entre ambas potencias.
Es un capítulo más en la guerra tecnológica entre ambas potencias.
12/05/2024 16:15
Actualizado a 12/05/2024 16:15

Estados Unidos podría tomar "medidas extremas" y prohibir los vehículos chinos conectados o imponerles restricciones, según dijo este pasado miércoles Gina Raimondo, secretaria de Comercio de Estados Unidos.

Es la primera vez que el país norteamericano pone sobre la mesa una posible prohibición de los coches chinos, algo que afectaría en mayor medida a los eléctricos más modernos como el Xiaomi SU7, aunque se aplicaría a todos aquellos con un alto nivel de conectividad.

Como suele ser habitual en estos casos, la justificación es el posible riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos. La administración Biden inició en febrero una investigación para intentar descubrir si las importaciones de vehículos chinos representan riesgos para la seguridad nacional de su país.

"Tenemos que digerir todos los datos y luego determinar qué acción queremos tomar", dijo Raimondo sin entrar en muchos más detalles. "Podríamos tomar medidas extremas, es decir, prohibir los vehículos chinos conectados en Estados Unidos, o buscar medidas paliativas", incluyendo medidas de seguridad adicionales u otros requisitos.

La Casa Blanca dijo en febrero que abrir dicha investigación se debía a que los vehículos "recopilan grandes cantidades de datos confidenciales sobre sus conductores y pasajeros (y) utilizan regularmente sus cámaras y sensores para registrar información detallada sobre la infraestructura estadounidense".

Xiaomi SU7 Delantera
El Xiaomi SU7 es uno de los coches eléctricos chinos con mayor carga tecnológica.

Poco después, Raimondo dijo ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos que estaba preocupada por los vehículos conectados chinos porque "podrían estar recopilando cantidades masivas de datos sobre los estadounidenses, quiénes son, qué dicen en su automóvil, adónde van, sus patrones de conducción". Es algo que hacen también los demás vehículos conectados, además de los smartphones, pero cuando se trata de China sobrevuela la idea del espionaje. Raiomondo añadió que Estados Unidos necesita "tomarse esta amenaza mucho más en serio".

Los funcionarios de la Casa Blanca dijeron a los periodistas en febrero que era demasiado pronto para decir qué medidas podrían tomarse con respecto a los vehículos chinos conectados. Por su parte, el presidente Joe Biden ha dicho repetidamente que tomará medidas para evitar una avalancha de importaciones de vehículos chinos, aunque lo cierto es que los turismos chinos que llegan a Estados Unidos son muy pocos en términos de volumen.

El Departamento de Comercio abrió una ronda de consultas a los fabricantes de automóviles, que destacaron que resulta muy difícil modificar los sistemas de los vehículos para aliviar estas preocupaciones sobre la seguridad nacional. La Alianza Para la Innovación Automotriz formada por General Motors, Toyota y Volkswagen aseguró que los fabricantes están comprometidos para "mitigar adecuadamente los riesgos" de los sistemas diseñados en China, pero tanto el hardware como el software, que se han sometido a extensas pruebas de ingeniería y validación antes de equiparse en los vehículos, "no pueden intercambiarse fácilmente con sistemas o componentes de un proveedor diferente".

Un episodio más en la guerra tecnológica de dos potencias

La posible prohibición de los coches chinos es otro capítulo más en la guerra tecnológica entre China y Estados Unidos, que afecta a la industria automovilística y tecnológica, a las relaciones bilaterales y al panorama geopolítico en general.

Un punto de fricción importante en las relaciones bilaterales fue la prohibición de la venta e importación de equipos de telecomunicaciones de Huawei y ZTE, dos importantes fabricantes chinos, una medida que inició el gobierno de Trump para frenar el avance de la empresa china. China criticó las medidas estadounidenses como proteccionistas y contrarias a las normas del libre comercio. Esto obligó a Google a dejar de proveer su sistema operativo Android a dichas compañías. La prohibición sigue vigente a día de hoy.

TikTok es otro caso parecido. Es una de las aplicaciones más populares del mundo, con cientos de millones de usuarios activos cada día, pero el gobierno de Estados Unidos la puso en su punto de mira a raíz de la recopilación de datos y el tratamiento de los mismos. TikTok pertenece a la empresa china ByteDance y existe la sospecha de que los datos que recopila podría compartirlos con el gobierno chino, lo que representa un riesgo para la privacidad y, de nuevo, para la seguridad nacional.

La administración Trump intentó en 2020 obligar a ByteDance a vender TikTok a una empresa estadounidense, pero la orden fue bloqueada por un juez federal. Hace apenas tres semanas, el Senado de Estados Unidos aprobó la ley que permitirá bloquear TikTok, salvo que pase a manos de una empresa estadounidense. La plataforma tiene ahora un plazo de nueve meses para resolver esta situación.

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