El camino elegido por la Comisión Europea para la progresiva implantación de medios de transportes libres de emisiones ha vuelto a ser el objetivo de los comentarios del CEO de Stellantis, Carlos Tavares, quien de nuevo señala que los plazos y requisitos impuestos por el organismo europeo ponen en jaque a la industria de los transportes en general, y del automóvil en particular, a a causa de la adopción forzada (según el directivo) de los coches eléctricos.
Ha sido en una entrevista conjunta entre El Mundo y varios medios franceses en los que Tavares ha dejado clara su postura ante el camino tomado hacia la electrificación, pues no ha sido elegido ni mucho menos por la industria del automóvil, sino que se trata de una decisión política, dando a entender que es una decisión ajena al propio tejido empresarial que compone el sector y que no tiene en cuenta todos los factores y consecuencias.
Comentaba Tavares acerca de ello, más concretamente: "Lo que está claro es que la electrificación es una tecnología elegida por los políticos, no por la industria". Añadía también que hay formas más baratas y efectivas de reducir las emisiones de carbono: "Teniendo en cuenta que con el actual mix energético europeo un coche eléctrico necesita recorrer 70.000 kilómetros para compensar la huella de carbono de la fabricación de la batería, empezar a ponerse a la altura de un vehículo híbrido ligero cuesta la mitad que un coche eléctrico".
Las distintas fábricas de Stellantis tendrán que adaptarse al cambio, y Carlos Tavares lo señala como un riesgo en potencia.
Además, otro de los frentes a los que Tavares mira con recelo va más allá del producto. Es el de los recursos humanos y la transformación interna que tienen que sufrir todos las marcas que componen Stellantis para en 2035 producir sólo coches eléctricos en la mayoría de los mercados. "La brutalidad de este cambio crea un riesgo social", comentaba acerca de ello.
Stellantis es el resultado de la fusión entre los ya extintos grupos automovilísticos FCA (que a su vez se formó previamente con la unión de FIAT y Chrysler) y PSA. Desde su fundación, y tan sólo para empezar, ha destinado un total de más de 30.000 millones de euros (que se desembolsarán paulatinamente hasta 2025) con el fin de avanzar y mejorar su tecnología eléctrica.
En la entrevista, y tal y como detalla El Mundo, Tavares también hizo hincapie en que no tiene ninguna intención de cerrar las fábricas de las que dispone el consorcio en Europa, pero también apuntó a que no ha habido ningún contacto por parte de España para llevar a cabo la construcción de una fábrica de baterías en suelo español, aun fabricándose aquí un total de seis coches eléctricos de las marcas de Stellantis.
La última vez que Tavares hizo comentarios en esta línea también señaló a que este cambio también trae consecuencias negativas para los consumidores, además de para los fabricantes, pues comentó que además de señalar que un consumidor de clase media no puede costear la adquisición de un coche eléctrico competente, el futuro dictará qué fabricantes sobreviven al cambio y cuáles caerán.