El equipo de General Motors dedicado al desarrollo de infraestructura de recarga para vehículos eléctricos está planteándose la manera de resolver el problema de carga de aquellos que no puedan disponer de un punto de recarga vinculado. Su asociación con Bechtel Corporation, la mayor compañía dedicada a la ingeniería de los Estados Unidos, busca crear una serie de pabellones de recarga rápida, situados en las ciudades, a los que los propietarios de un coche eléctrico pueden acudir y recuperar parte de su autonomía en pocos minutos. Una forma muy natural de "normalizar" la recarga de los vehículos eléctricos.
Se conoce como recarga vinculada a aquella que se realiza en la vivienda o en el trabajo y cuya gestión económica y técnica está controlada por el propietario del coche eléctrico. Si bien esta debería ser la forma de recarga habitual, para aquellos que no dispongan de un lugar de estacionamiento fijo en el que instalarlo supone de hecho la imposibilidad de tener un coche eléctrico.
Sin embargo, con coches eléctricos en el mercado montando baterías que ofrecen entre 300 y 400 kilómetros de autonomía, la recarga vinculada puede no ser necesaria. Con electrolineras urbanas a las que acudir cuando la batería comienza a agotarse (como se acudiría a una gasolinera) los propietarios de un coche eléctrico "repostarían" de la misma forma que los de un coche de combustión.
El proyecto de General Motors se lo han explicado Rick Spina, vicepresidente de comercialización y vehículo eléctrico y Alex Keros, arquitecto líder de infraestructura vehículo eléctrico a Electrek. "La carga rápida en corriente continua está por detrás de lo que exigiría actualmente el mercado", asegura Keros. Las ventas de vehículos eléctricos crecerán en los próximos años de forma exponencial y debe poder acceder a ellos cualquier persona, independientemente de donde viva y de las posibilidades que tenga de recargarlo en su casa o en su trabajo. "Hay mucho trabajo por hacer", añade Keros.
La asociación de General Motors con el gigante de la construcción Bechtel Corporation quiere compensar este déficit de carga rápida existente hoy en día. "General Motors está ampliando sus esfuerzos en la implementación de la infraestructura de recarga", asegura Keros, abarcando programa para flotas comerciales o instalaciones personales para viviendas particulares. Pero la asociación con Bechtel lleva otra dirección, centrándose en pabellones de carga rápida urbanos en las que se situarían entre 5 y 10 puntos de recarga con potencias de 350 kW. "No vamos a competir en la implementación de corredores de recarga rápida en autopistas, la red, propuesta por Bechtel será para recarga urbana y suburbana".
GM no quiere ser propietario ni operar estas estaciones. "Solo estamos ayudando a impulsar a los inversores a poner algo de dinero y luego nos retiraremos", dijo Spina. "No es un negocio en el que queremos estar". La asociación de GM y Bechtel está todavía en la fase de "discusión filosófica" de forma que esta "normalización" de la carga no llegaría hasta 2025, quizás demasiado tarde.
Con esta iniciativa GM no pretende establecer un modelo de estación de servicio que satisfaga todas las necesidades de carga. La mayoría de las personas deberían recargar en casa y solo acudir a un puesto de recarga rápida (urbano o interurbano) cuando viajan. Esta propuesta supone una ayuda para aquellos que no quieren o no pueden instalar un punto de recarga vinculado que puedan gestionar. Esa es la idea que quieren trasladar a los consumidores, como una normalización de la recarga de los vehículos eléctricos.