El mundo parece haberse centrado exclusivamente en erradicar las emisiones contaminantes del tráfico rodado, pero, si se busca la total neutralidad, más sistemas de transporte deben adaptar sus tecnologías. Sin embargo, la electrificación no siempre es posible. Surcar los cielos durante largas distancias con aviones eléctricos no resulta especialmente prometedor. Son necesarios otros proyectos como el que Airbus acaba de poner en marcha en el norte de Europa. Un estudio que podría desvelar los secretos para que el hidrógeno se convierta en el combustible de los aviones del futuro.
Cada día, cientos de miles de aviones surcan los aires transportando mercancías y pasajeros. Toneladas de emisiones que contrarrestan los esfuerzos que se están dando en otras áreas. Si bien son muchos los proyectos en marcha para liberar de contaminación los cielos, pocos acaban llegando a buen puerto.
Airbus, una de las principales compañías del sector aeronáutico, está especialmente centrada en cambiar su rumbo. Los europeos tienen en marcha diferentes proyectos que permitirán reducir el impacto que los aviones causan en el medio ambiente. Desde pequeños aviones eléctricos con los que poder recorrer distancias cortas hasta más prometedoras modificaciones para sustituir los carburantes actuales por hidrógeno.
Un paso fundamental para la llegada de la aviación basada en el hidrógeno
El proyecto ZeroE tiene el potencial para convertirse en el futuro de la industria, pero muchos son los retos y las dificultades que deben solventarse. En el sector aeronáutico todo está muy regularizado y estandarizado. Ha costado décadas conseguir establecer los protocolos de seguridad adecuados. Cada paso resulta fundamental y cada movimiento está milimétricamente orquestado para que nada falle.
El hidrógeno es un elemento muy combustible. Ideal si se trata de una fuente de energía, aunque con dificultades a la hora de almacenarlo o generarlo. El objetivo de ZeroE es convertir al hidrógeno en el combustible limpio del mañana, pero, para eso, se necesita cubrir una serie de pasos. La nueva estación en el camino es el acuerdo de un Memorando de Entendimiento entre Airbus y los organismos de Suecia y Noruega encargados de la gestión de los aeropuertos. La colaboración tiene como objetivo desarrollar una mejor comprensión de los conceptos, las operaciones, el suministro, la infraestructura y las necesidades de repostaje de los aviones de hidrógeno en los aeropuertos.
En el estudio de viabilidad, que tendrá un año de duración, participarán más de 50 aeropuertos de los dos países. Se trata del proyecto más extenso y concreto de los que ha habido hasta el momento. En otras ocasiones hemos visto trabajos similares, como el de Lufthansa. Muchos países parecen comprometidos con la causa de la descarbonización. En Inglaterra está en marcha el proyecto ZeroAvia. Su primer avión de hidrógeno ya ha alzado las alas y esperan poder realizar vuelos comerciales con su tecnología a partir del próximo año. Se trata de aviones a pequeña escala que podrían ser la antesala a volúmenes mucho mayores.