El surgimiento de una era de movilidad ha despertado el ingenio de todo el mundo. Muchas compañías han querido sumarse a la ola de la electrificación. El sector del transporte por carretera deberá transformarse igual que lo está haciendo el sector de los turismos, pero por sus características especiales resulta bastante complicado. Sobre el terreno hay varias opciones muy interesantes. El hidrógeno siempre se ha postulado como una gran alternativa, pero no se está demostrando. Nikola, la compañía americana de camiones con pila de combustible, ya no puede más. La quiebra acecha peligrosamente.
En 2016, Trevor Milton fundó Nikola Corporation en Arizona, Estados Unidos. Como podrás imaginar el nombre de la compañía hace referencia a Nikola Tesla, aunque nada tenga que ver con él. El objetivo de Milton fue adelantarse a la competencia al desarrollar y fabricar camiones basados en el hidrógeno. Una alternativa que hoy se considera natural, pero que por entonces estaba en vías de expansión. Sin embargo, los planes no han salido como se esperaba. En 2022, el propio Trevor Milton fue despedido fulminantemente tras ser condenado por fraude electrónico y fraude bursátil al intentar falsear los resultados de la empresa.
El hidrógeno sigue llevando a la quiebra a muchas empresas
En su mejor momento, Nikola llegó a valer 34.000 millones de dólares y hoy asistimos a su momento más oscuro. A pesar de que los camiones de Nikola han demostrado ser reales, la producción arrancó en marzo de 2022, los problemas mecánicos y los riesgos de incendio han sido continuos a lo largo de este tiempo. El año pasado se vieron obligados a retirar más de 200 camiones por posible riesgo de incendio causado por fugas en la batería. Los resultados económicos nunca han llegado a ser positivos. La empresa pierde casi 200 millones de dólares por trimestre.
Desde el principio, la intención ha sido la de aparentar absoluta normalidad, pero nadie confía en que Nikola pueda salvarse. Los accionistas han abandonado la nave. El precio de los títulos ha bajado hasta una valoración bursátil de apenas 100 millones de dólares y la quiebra es la única salida viable. Los despidos se suceden en cadena, aunque los directivos de la empresa aseguran que la semana pasada tuvieron acceso a un crédito de 65 millones de dólares. Viendo la rapidez con la que el dinero se gasta apenas dará para un mes de trabajo. La empresa intenta, desesperadamente, recaudar dinero, pero pocos son los que quieren invertir en el sector del transporte basado en el hidrógeno.
El elemento más abundante del mundo no ha demostrado su efectividad a lo largo de estos años. La inversión parece haberse desviado a lo eléctrico y aunque los datos avalan su uso, los químicos, físicos e ingenieros todavía no han descubierto la forma de hacerlo funcionar. Para que el hidrógeno tenga éxito es necesario encontrar la solución para aislarlo y producirlo de forma eficiente y barata. Todavía no se ha dado el caso. Son muchas las compañías que habían apostado por el hidrógeno las que están entrando en quiebra. Recientemente hemos informado acerca de TECO 2030. Una compañía noruega que se ha declarado en bancarrota.