Amnistía Internacional (AI) ha colocado una señal de advertencia de peligro sobre el techo de algunos de los coches del servicio de 'car sharing' de Renault en Madrid, Zity, para exigir a la marca francesa que se asegure de que en la cadena de suministro de cobalto, material empleado en las baterías de los coches eléctricos, "no se esconden violaciones de Derechos Humanos como el trabajo infantil o la explotación".
"Hemos puesto esta señal de advertencia en los vehículos para que Renault investigue, y para que las personas que alquilan coches a través de Zity se pregunten cómo ha sido el proceso de extracción del cobalto que emplean en estos coches", subraya la responsable del trabajo sobre Empresas de la organización, Marta Mendiola.
Según detalla Amnistía Internacional, distintas compañías como Renault, Samsung Electronics o Microsoft podrían estar vinculadas al trabajo infantil en la República Democrática del Congo (RDC). Ante esta situación, reitera que el fabricante francés sigue sin investigar si existen riesgos en su cadena de suministro.
Mendiola subraya que ninguna empresa debe esconder "violaciones de derechos humanos" en su cadena de suministro. "Si no actúa con la debida diligencia a la hora de demostrar que no son cómplices de violaciones de derechos humanos, Renault está incumpliendo con sus obligaciones internacionales", asegura.
AI lamenta la existencia de esta "cara oculta" de la tecnología sostenible, después de que ninguna de las empresas mencionadas en su informe haya tomado las medidas adecuadas para cumplir con las normas internacionales y que muchas de ellas "ni siquiera se hagan las preguntas básicas acerca de la procedencia de sus productos".
Por otro lado, en su investigación de noviembre del año pasado, la organización documentó cómo menores y adultos extraen cobalto en la RDC en minas con estrechos túneles excavados a mano, "en condiciones que violan derechos humanos y que han provocado accidentes mortales y graves enfermedades pulmonares".
Además, rastreó el cobalto de estas minas hasta una empresa de transformación china llamada "Huayou Cobalt", cuyos productos acaban en las baterías que se usan para artículos electrónicos y vehículos eléctricos, según afirma la propia organización.
"No nos sirven más excusas. Las grandes empresas de vehículos eléctricos siguen sin hacer lo suficiente para demostrar que no se están aprovechando del sufrimiento de las personas que trabajan en la minería en terribles condiciones", denuncia el director de AI España, Esteban Beltrán.
De este modo, Beltrán recalca que Renault "no puede escapar de su obligación de identificar, evitar y, en su caso, abordar y hacerse responsable de los abusos contra los derechos humanos cometidos en la fabricación de todos los productos que utiliza, así como de reparar a las personas por los daños sufridos".