Con una industria completamente sumida en una transición que pasa de estar totalmente articulada en torno a los combustibles fósiles hacia un modelo de movilidad en el que la electrificación jugará el papel mayoritario, los grandes actores de los distintos sectores que la conforman tienen que empezar a dibujars los potenciales escenarios con los que se encontrarán en el medio y largo plazo.
Aunque su protagonismo se reducirá de manera drástica, lo cierto es que los combustibles fósiles no dejarán de tener protagonismo, incluso en mercados como Europa, donde se plantea un complicado panorama para las empresas que trabajarán con este tipo de tecnología de aquí a 2040.
El motivo de esto está en que los coches eléctricos irán ganando poco a poco un mayor peso en el plano comercial, con modelos realmente asequibles programados para su lanzamiento de 2025 en adelante. Sin embargo, la tecnología de propulsión que está sirviendo de puente en esta trasición es la híbrida e híbrida enchufable, ya que sus ventas están demostrando ser la llave para la nueva movilidad.
Ante la incertidumbre que genera a un consumidor dar el salto a un coche eléctrico, actualmente la mayoría de alto precio, se antoja una compra mucho más segura y lógica apostar por un híbrido que se sigue apoyando principalmente en el consumo de carburantes, pero que gracias a un alto grado de electrificación brindará una eficiencia mucho más alta, y por tanto un consumo más bajo. Un híbrido enchufable, por su parte, permite grandes cifras de autonomía en modo 100 % eléctrico con la ventaja de poder contar con un motor térmico para recorrer grandes distancias.
Con este panorama, crítico teniendo en cuenta que se encuentra inmerso en un proceso de cambio tecnológico, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres efectuó unos comentarios críticos que pueden llegar a tener efecto antes de finales de la década, incluso.
El que es actualmente la máxima figura de la ONU pidió a principios de este mes de junio a los máximos responsables de los gobiernos y medios de comunicación del mundo que dejaran de financiarse y recibir dinero de la industria petrolera. El alto cargo, quien apuesta de manera clara y abierta por políticas verdes, acusó a estas empresas de "distorsionar la verdad, engañar al público y sembrar la duda" sobre la crisis climática. "Que los locos dejen de alimentar la locura", criticó.
Con esta reclamación lo que propone Guterres son medidas similares a las impuestas al tabaco y alcohol en el campo de la publicidad y promociones. A diferencia de los productos de estos dos campos, con el diésel y la gasolina el objetivo estaría en tener un efecto directo sobre las decisiones de los consumidores en lugar de tener un efecto a largo plazo como sucede con el alcohol y tabaco, cuya estrategia se centra en las futuras generaciones.
El responsable de la ONU pide que se impongan restricciones a la publicidad, similares a las que se aplican al tabaco y al alcohol en todo el mundo, algo que en realidad ya ha dado comienzo en ciertos países y ciudades. Por ejemplo, Francia ya limita la publicidad del carbón, el gas y el hidrógeno que son producidos a partir de combustibles fósiles, mientras que en Ámsterdam, Sydney y Edimburgo limitan la publicidad de las empresas de altas emisiones.
Según apuntan desde Carscoops, también hay medios de comunicación que han limitado sus campañas comerciales en este sentido, como The Guardian, Vox y Le Monde, quienes tienen prohibida la publicidad de petróleo y gas.
