La llegada de la electrificación no está sentando bien a todas las marcas. Los fabricantes se enfrentan a un periodo de muchas dudas y grandes cambios. La industria sabe cuál quiere que sea su rumbo, en parte condicionado por las normativas políticas, sin embargo, la respuesta de los conductores no está alineada con dichos objetivos.
La polémica está servida y compañías como Mercedes abogan por el debate. Es necesario que los tres actores de este nuevo futuro se pongan de acuerdo o de lo contrario podrían surgir numerosos e importantes problemas. A Mercedes, de hecho, hace tiempo que no le salen las cuentas eléctricas.
Alemania es el principal productor de Europa, pero el país está inmerso en una gran crisis política que ha eliminado las ayudas para la compra de vehículos eléctricos. De la noche a la mañana, los conductores ya no cuentan con los incentivos fiscales que habían animado el mercado eléctrico. Los germanos han sido los primeros, pero no serán los únicos.
Las ayudas económicas penden de un hilo mientras que Europa mantiene una firme apuesta por eliminar los vehículos más contaminantes del mercado en 2035. Muchas compañías ya han avisado que retendrán su apuesta por el coche eléctrico. Llegarán, pero no de una forma precipitada que pueda poner en riesgo la economía.
Para Mercedes todavía es pronto para desprenderse de los motores de combustión
Algunas marcas como Audi ya han advertido de esa ralentización. Desprenderse por completo de los motores de combustión es, hoy por hoy, una jugada excesivamente atrevida. Ola Käellenius, CEO de Mercedes, ha realizado unas polémicas declaraciones que apuntan en esta dirección.
El empresario asegura que no quiere depender exclusivamente de los coches eléctricos por diversos motivos. Desde la baja aceptación en los concesionarios hasta las dudas planteadas por algunos gobiernos como el alemán. Tampoco considera que la infraestructura de carga y el suministro de energía estén a la altura de lo que exigen las políticas continentales.
El año 2023 fue un año positivo para las ventas de vehículos eléctricos de la estrella. Los alemanes cerraron el curso con 222.600 unidades matriculadas, un 73% más que el año anterior, con una cuota de ventas del 10,9%. Si bien, como decimos, son datos positivos, no cumplen con las expectativas de la marca. Mercedes tenía estimado un mayor protagonismo eléctrico y varias son las fuentes que apuntan a una ralentización del mercado de cara al 2024. La eliminación de ayudas, así como la espera de millones de clientes a nuevas y más avanzadas tecnologías podrían provocar un parón comercial que muchos fabricantes temen.
Mercedes es uno de los fabricantes que más fuertemente ha apostado por los coches eléctricos. Su gama EQ ha crecido rápidamente, desde el popular Mercedes EQA hasta el lujoso EQS.
El próximo escenario de batalla apunta a los coches eléctricos baratos y pequeños, territorio en el que Mercedes no puede competir a no ser que sea a través de Smart, compañía que ahora controla el Grupo Geely.
La encrucijada alemana alienta a Käellenius a mantener los motores de combustión durante más tiempo. Europa no es el único escenario de importancia. Mercedes tiene en China y Estados Unidos otros grandes mercados internacionales de los que preocuparse.