Aunque en unos plazos algo menos acelerados de lo que se prometió, lo cierto es que la Unión Europa sigue con el objetivo de descarbonizar la industria del automóvil en un período de tiempo bastante ambiciosos. Y 2025 es un año clave por los cambios que se empiezan a aplicar y porque el mercado podría dar un giro importante para los coches híbridos enchufables o PHEV en vista de lo que se avecina.
Lo que ha ocurrido es que, como paso intermedio antes de la restrictiva normativa Euro 7, se están llevando a cabo pequeñas evoluciones de Euro 6e, que desde este año es lo que conocemos como Euro 6e-bis.
Bruselas quiere unos resultados más realistas
Estos se traduce en que los nuevos automóviles que lleguen al mercado ya tienen que cumplir con la reducción del 15% de las emisiones contaminantes que se exige, es decir, que no pueden superar los 93,6 gramos de CO2 por kilómetro recorrido.
Y como hemos anticipado en otras ocasiones, lo que la normativa CAFE dicta es que los fabricantes se enfrentarán a multas de 95 euros por cada gramo que exceden, lo que se traduciría en sanciones millonarias dado el escenario que estamos viviendo, y lo que han asegurado distintas partes del sector del automóvil, que ven imposible cumplir con el objetivo en los plazos que piden desde Bruselas.
Lo peor no ha llegado todavía, porque, salvo cambios a lo largo del año, la Unión Europea ha planteado una modificación muy importante a la hora de hacer las pruebas de emisiones, y serían más estrictas.
Si bien hasta ahora se venían realizando los tests de contaminación obteniendo el resultado tras simular una ruta de 800 kilómetros, lo que quiere hacer a corto plazo la Unión Europea ampliaría la distancia hasta los 2.200 kilómetros, para ajustarse a unas condiciones de conducción los más realistas posibles.
Nadie escaparía de la normativa prevista
Según ha confirmado el medio Auto Express, aunque en este 2025 esto aplicaría a los nuevos automóviles que quieren homologarse para salir a la venta, una vez que pase este ejercicio, es decir, desde 2026, empezaría a regir para cualquier vehículo que se quiera vender, y ahí empezarían los problemas reales para los fabricantes.
Especialmente para aquellos que venden modelos híbridos enchufables, pues aumentar la distancia de la prueba de emisiones dejaría 'fuera de juego' a aquellos que no tengan una autonomía eléctrica considerable.
Más que nada, porque los coches con tecnología PHEV acabarán terminando las pruebas con unos consumos de gasolina y unas emisiones de CO2 más elevados que los que registran en las homologaciones vigentes, con el riesgo de la consiguiente pérdida de las ventajas fiscales que supone que tengan la etiqueta CERO de la Dirección General de Tráfico.
Esto supondría un problema para la continuidad de esta tecnología en un futuro con las actuales ayudas a la compra que se están dando hasta ahora en forma de Plan Moves III, extendido hasta finales de junio de 2025.