La historia de Fisker Automotive es una de las muchas que hemos conocido últimamente. El sector de la automoción ha cambiado mucho en los últimos años. Cada vez son más las compañías que buscan hacerse un hueco entre un mercado de miles de millones de euros anuales. Los sueños a veces se cumplen, pero muchas otras no. El caso de Fisker es de los segundos. Tras la quiebra de la compañía en 2024, hoy los pocos coches que todavía sobreviven tienen un lugar donde poder estar a salvo. Un humilde taller de Nueva York se ha convertido en el bote salvavidas para muchos usuarios de un Fisker Ocean.
Henrik Fisker ha sido durante mucho tiempo una de las voces más reconocidas dentro de la industria. Su historia como un gran diseñador, encargado de proyectos ambiciosos como el BMW Z8 y el Aston Martin DB9, pronto se combinó con nuevas habilidades de dirección. En agosto de 2007 fundó Fisker Automotive siendo el Karma el primer modelo de su historia. Fue uno de los primeros híbridos enchufables del mundo, pero fue demasiado avanzado para la época. La compañía perduró hasta 2014. Momento en el que la empresa vendió todos sus activos.

De la gloria a sobrevivir en un modesto taller en el Bronx neoyorquino
A pesar del duro momento, el bueno de Fisker lo volvió a intentar una segunda vez. En octubre de 2016 fundó Fisker Inc, pero no fue hasta 2020 cuando anunció la intención de construir el Fisker Ocean. Un prometedor SUV 100% eléctrico de precio razonable capaz de plantar cara al Tesla Model Y. Tras varios años de desarrollo, finalmente, en 2023 se inicia la producción en serie del Ocean en la fábrica de Magna Steyr en la localidad de Graz, Austria. Todo parecía ir bien, hasta que la situación cambió rápidamente. El Ocean no cumplía con lo prometido. Las primeras unidades tuvieron muchos problemas y los pedidos se fueron cayendo rápidamente.
La economía de la empresa se degradó de tal manera que a finales del mes de marzo la planta paralizó las operaciones. El Ocean dejó de fabricarse y poco después la compañía se declaró en quiebra. El sueño había terminado. Como medida recaudatoria para pagar a los proveedores, Fisker Inc intentó vender sin éxito el stock acumulado. A pesar de los bajos precios, la venta fue infructuosa. Sólo un negocio vio el potencial para adquirir no uno ni dos, sino 3.000 coches a precio de saldo. El operador de flotas American Lease es actualmente el mayor propietario de Fisker Ocean del mundo. La empresa los quiere para cumplir las funciones de vehículo de transporte de pasajeros. Un VTC.

American Lease compró los 3.000 Ocean por un precio de 42,5 millones de dólares, lo que quiere decir que el precio por unidad fue de apenas 13.000 dólares. Menos de un tercio de su valor original. El negocio de la empresa es alquilar los vehículos a conductores de VTC de Nueva York por un precio fijo de 400 dólares mensuales. El problema es ¿dónde llevar los coches cuando se averían? No hay talleres ni concesionarios. Toda la empresa ha cerrado. Pues los conductores tienen que acudir a un modesto taller situado en el Bronx, llamado BHP. Un taller con 25 años de experiencia que con el paso del tiempo se convertirá en la tierra prometida para los miles de propietarios de un Ocean.
La ciudad de Nueva York exigirá, a partir de 2030, que todos los taxis y vehículos de uso compartido sean 100% eléctricos. Cada vez son más los profesionales que están haciendo el cambio y BHP quiere sacar provecho gestionando la flota de Fisker. Si bien, por el momento, es poco el trabajo que tienen, el taller se está preparando para el futuro. A pesar de la corta edad de los vehículos en circulación, cada vez son más las unidades que pasan por las instalaciones para ser reparadas. Tal y como relatan los propietarios estiman que en un año todo cambiará. Resulta cuanto menos curioso que una gran empresa internacional acabe sobreviviendo en un modesto taller.