Hace unos días nos hacíamos eco de la posibilidad de que la marca china Dongfeng abriera una fábrica en Italia, un maniobra inteligente para construir en Europa y escapar de los aranceles, como tantas otras firmas del país asiático están negociando o han firmado ya.
Y es que con la subida que ha llevado a cabo Bruselas, con tasas del derecho de importación que llegan al 37,6% (sumadas al 10% habitual), las marcas originarias o que fabrican en China se han encontrado con un problema para asegurar que en el futuro puedan mantener unos precios bajos respecto a la competencia, como han venido haciendo hasta ahora.
Italia dice sí, pero no sin condiciones
De ahí que BYD, Chery o MG hayan puesto su mirada en Europa, ya que fabricar en el continente haría posible evitar esta subida arancelaria que se aplica desde el pasado 5 de julio, y que China ha denunciado ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), como ya hizo antes con Estados Unidos.
Que Dongfeng pueda ensamblar sus vehículos en Italia, dependerá de si llega a un acuerdo con el Gobierno de Giorgia Meloni, que ha asegurado que obligará a que cada vehículo que construya la marca china en la fábrica italiana tenga como mínimo un 45% de componentes que sean de proveedores locales.
Una condición para conseguir el apoyo público (con subvenciones de varios millones de euros), a la que se suman también otras relacionadas con la ciberseguridad y la protección de datos de trabajadores, clientes y proveedores asociados a esa posible planta en suelo italiano. Para ello, se deberían recopilar y gestionar sin salir del país.
En materia de seguridad, sería importante también hacer uso de los componentes de infoentretenimiento de proveedores locales, lo que además protege a los fabricantes italianos, pues han especificado que tendrán que ser "del país".
Objetivo: un millón de automóviles
Una negociación que llega en un momento de tensión entre China y Europa, ya que el país asiático no está nada contento con los nuevos aranceles, y pide que se solucione este problema antes de tomar medidas que afectarían a otras industrias, como las relacionadas con los productos porcinos, la agricultura y la aeronáutica, entre otros que viajan desde nuestro continente hasta territorio chino.
Además, hay que sumarle que Roma se quedó fuera del Tratado de la Nueva Ruta de la Seda china, lo que tampoco ayuda en las relaciones comerciales con el país asiático.
De cerrar este acuerdo, Italia ganaría terreno en su objetivo de aumentar la producción de coches hasta un millón de unidades, llegado el año 2030. De momento, la cifra sobre la mesa son los 880.000 automóviles del ejercicio 2023, cuando en 2017 se registraron 1,14 millones de vehículos producidos allí.