Está claro que no corren buenos tiempos para las empresas. Los problemas económicos globales están afectando a las grandes compañías, pero sobre todo a las pequeñas. Atlas Technologies B.V es la empresa que se esconde tras el proyecto del Lightyear, el esperado coche eléctrico solar. Tras una semana con muchos cambios, a la compañía no le ha quedado más remedio que declararse en bancarrota. Un tribunal de los Países Bajos ha aceptado la situación y ya ha designado a un gestor que se encargará de los próximos pasos de la compañía. ¿Se acabó la historia de Lightyear?
A lo largo de los últimos cuatro años hemos hablado repetidas veces del Lightyear One. La empresa, fundada por un grupo de visionarios, ha recibido numerosos premios a la innovación a lo largo de estos años, además de importantes inyecciones de capital. El objetivo principal era lanzar al mercado al menos 10 unidades del coche solar en el año 2020, algo que jamás ocurrió. La ambición superó a la realidad y el desarrollo del One se ha alargado considerablemente. En una maniobra de desesperación, Lightyear anunció el inicio de la producción a finales del año pasado.
Lo que todo el mundo esperaba que fuera un punto de inflexión no fue más que un espejismo en una delicada situación. La economía de Lightyear cada vez estaba más apurada y apenas un puñado de unidades salieron de la cadena de montaje de Valmet en Finlandia. En poco más de un mes se ha pasado de la alegría y las esperanzas a la mayor de las tristezas. Los trabajadores se quedan ahora en una situación de incertidumbre. A la espera de ver qué decisiones toma el nuevo gestor designado por el Tribunal de cuentas encargado de llevar la bancarrota de Atlas Technologies B.V.
Como un último y desesperado recurso, a principios de esta semana los directivos de Lightyear anunciaron el cese de la producción del One con el objetivo de reorientar todos los esfuerzos en el desarrollo de un coche más asequible. No hay que olvidar que el Lightyear One tenía un coste de salida de 150.000 euros. Una tarifa excesiva para un coche que ofrece 400 kilómetros de autonomía a una velocidad media de 130 kilómetros por hora. El Lightyear 2 iba a reducir considerablemente las facturas. De hecho, Arval ya había solicitado más de 10.000 unidades para sumarlas a su flota. Un pedido que ahora queda en suspenso al igual que el resto de la empresa.
Los próximos pasos todavía están por determinar. La primera medida es buscar posibles inversores o compradores. La tecnología desarrollada tiene un gran valor para la industria, por lo que tampoco es descabellado pensar en que aparezca un potente inversor que se haga cargo de la dirección con el fin de implementar la tecnología en otros vehículos. La peor situación será la venta y liquidación de la compañía y de los activos que ésta disponga. Esta medida, poco deseada, serviría para liquidar deudas y satisfacer las nóminas de los empleados que ahora mismo han dejado de percibir sus salarios. Pronto conoceremos más detalles de esta bonita aventura que parece tener un triste final.