Noruega es el paraíso de los coches eléctricos. Allí serás un bicho raro si te bajas de algo que echa humo por el tubo de escape. Aunque buena parte de la riqueza del país venga de la mano de sus reservas de petróleo, lo cierto es que su prematura electrificación sirve como laboratorio para comprobar lo que ocurrirá dentro de unos cuantos años en el resto del mundo.
Desde hace mucho tiempo, Noruega lidera las ventas y las cuotas de mercado de vehículos eléctricos. El año pasado se alcanzaron cifras récord: el 79,3% de los coches matriculados fueron 100% eléctricos y el 8,5% híbridos enchufables. En total, un 87,8% de penetración en el mercado. Allí, quien se plantea comprar un coche nuevo tiene claro que la primera opción no es precisamente la combustión. Un ejemplo que también ha calado en su casa real.
tres vehículos eléctricos
Al contrario de lo que ocurre en muchos otros lugares del mundo, en el que los altos representantes son un ejemplo para la población, a la hora de comprarse un coche nuevo la familia real noruega ha tomado el ejemplo de sus ciudadanos. Recientemente, ha agregado tres vehículos eléctricos a su flota oficial: un Mercedes EQS, un BMW i7 y un Mercedes EQV. Lo de que, además, sean coches eléctricos 'baratos' es más complicado en este caso.
El Mercedes EQS 580 4MATIC luce el distintivo A-8, el que emplean los coches oficiales de la familia real desde la época del rey Haakon. Con una autonomía de hasta 668 kilómetros, tiene un precio de partida en Noruega de 1,3 millones de coronas (unos 120.000 euros). En diciembre, la casa real recibió uno de los primeros BMW i7 que llegaron a Noruega y que recibió el distintivo A-6. Su precio de partida allí es de 1,1 millones de NOK (100.000 euros). Por último, la furgoneta eléctrica Mercedes EQV con matrícula A-10 tiene un precio inicial de alrededor de 800.000 NOK (75.000 euros).
Estos nuevos vehículos se han adquirido con fines oficiales, después de que varios miembros de la familia real ya se hubieran apuntado a conducirlos de forma privada. La princesa Astrid poseía un coche totalmente eléctrico que luce la placa de matrícula A-9 cuando se usa oficialmente. El príncipe heredero Haakon y la princesa heredera Mette-Marit conducen coches eléctricos de forma privada desde hace un tiempo. Últimamente, se les ha visto a bordo de un Tesla.
El objetivo de la familia real noruega es reemplazar sucesivamente todos los vehículos propulsados por motores de combustión por vehículos eléctricos. Lo harán "en la medida en que sea práctico", según ha declarado Guri Varpe, gerente de comunicaciones del Palacio Real. A pesar de que Noruega es el país líder mundial en la adopción de vehículos eléctricos, un artículo reciente publicado por la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos crítica precisamente que ninguno de los automóviles de su gobierno sea eléctrico.