El motor de agua ha sido objeto de diversas afirmaciones y teorías a lo largo de los años. En términos generales, se refiere a la idea de utilizar agua como fuente de energía para propulsar un motor o vehículo, en lugar de combustibles fósiles tradicionales. Sin embargo, hasta la fecha, no existe un motor de agua que funcione exclusivamente con agua como combustible de manera práctica y eficiente.
Hace 50 años, el inventor español Arturo Estévez Varela ideó un sistema que prometía utilizar agua como fuente de energía para motores de combustión interna, afirmando que su motor podía funcionar principalmente con agua, a través de un proceso de electrólisis para extraer hidrógeno. Sin embargo, no era un sistema físico viable, debido a la ineficiencia energética, los altos costes y los desafíos técnicos de extraer y utilizar el hidrógeno de manera efectiva. Nunca se desarrolló un motor que realmente funcionara solo con agua como combustible principal.
La patada a las leyes físicas del motor de agua español
Estévez Varela afirmaba que su tecnología no solo permitía el uso de agua como combustible, sino que también podía mejorar la eficiencia del motor y reducir las emisiones. Su principio básico era la obtención de hidrógeno separándolo del oxígeno mediante electrólisis. Pero, en su día, fue criticado por incumplir varias leyes físicas fundamentales, entre ellas, dos muy básicas: el principio de conservación de la energía y la segunda ley de la termodinámica.
El Principio de Conservación de la Energía establece que la energía no puede ser creada ni destruida, solo transformada de una forma a otra. Para que el motor funcione con agua, primero se debe usar energía eléctrica para separar el hidrógeno del agua mediante electrólisis. La energía requerida para este proceso es muy elevada. La cantidad de energía que se puede recuperar del hidrógeno cuando se quema es menor que la energía utilizada para producirlo lo que contradice el principio de conservación de la energía. Es físicamente inviable que el sistema genere más energía de la que consume.
La Segunda Ley de la Termodinámica establece que en cualquier proceso energético, la entropía (el desorden o la pérdida de energía útil) de un sistema aislado tiende a aumentar. En el caso de utilizar el hidrógeno generado por electrólisis como combustible, la eficiencia global del sistema es afectada por las pérdidas en cada etapa del proceso (producción de hidrógeno, almacenamiento, transporte y combustión). La conversión de energía no es perfecta, y siempre se pierden cantidades significativas de energía en forma de calor y otros desperdicios. Por lo tanto, obtener más energía de la que se invierte en el proceso va en contra de esta ley.
50 años después, este elemento llega en ayuda del motor de agua
El boro tiene propiedades que pueden influir en la química de combustión y en el rendimiento de los motores. La relación entre el motor de agua y el boro es un tema discutido en algunas teorías y experimentos físicos.
Algunos grupos de investigación han explorado el uso de compuestos que contienen boro para mejorar la eficiencia de la electrólisis del agua, mejorando el proceso de separación del agua en hidrógeno y oxígeno.
También se ha estudiado la adición de boro a los combustibles tradicionales para mejorar su eficiencia de combustión lo que, en teoría, podría influir en el rendimiento de un motor que utiliza hidrógeno producido a partir de agua.
Sin embargo, y a pesar de las numerosas investigaciones y propuestas, hoy en día el motor de agua está lejos de ser una realidad práctica como solución viable para la propulsión de vehículos. Las leyes físicas son implacables y la electrólisis del agua y la generación de hidrógeno requieren más energía de la que se puede recuperar en el proceso de combustión.
La tecnología para utilizar agua como principal fuente de energía sigue enfrentándose a desafíos significativos en términos de eficiencia y costes. Actualmente el motor de agua sigue siendo un concepto teórico y experimental. Las investigaciones continúan, pero la tecnología aún no ha demostrado ser una solución práctica para la propulsión de vehículos a gran escala. El boro, por su parte, tiene aplicaciones en diversos campos científicos, pero su uso en motores de agua es solo una de las muchas áreas de estudio en las que se exploran sus propiedades.