Para 2025, la UE exigía a los fabricantes que las emisiones de CO2 de su gama de vehículos nuevos vendidos en los 27 países de la UE no superara los 93,6 gramos por kilómetro. Y llegar a este objetivo suponía, en la práctica, aumentar hasta un 22% aproximadamente la actual cuota de ventas de coches eléctricos, algo que marcas como Tesla o Polestar, por supuesto, tenían solucionado.
Pero este año, y ante la caída de demanda de este tipo de coches en Europa, muchos fabricantes se han dado cuenta de que les sería imposible alcanzar ese objetivo… y han presionado para que la UE lo suavizara o retrasara.
Así, varios países encabezados por Alemania, así como ACEA, la patronal europea de fabricantes han tratado, durante los últimos meses, de que la UE relajara su postura. Pero Europa se ha mantenido firme y, finalmente, el pasado 1 de enero entro en vigor la denominada norma CAFE: las siglas en inglés de Clean Air For Europe.
Comprar ‘créditos de emisiones’, el último intento de los fabricantes para evitar las sanciones
De no cumplir con la norma de los 93,6 gramos de CO2 por kilómetro, los fabricantes de automóviles se enfrentan a importantes sanciones, en concreto, con hasta 95 euros por cada gramo que exceda el límite comunitario. Y que se multiplicaría por el número de coches vendidos que incumpla esa norma.
Según estimaciones de la industria, esas sanciones podrían alcanzar hasta 15.000 millones de euros, una cantidad que, según indicaba Luca De Meo, CEO de Renault y hasta hace algunas semanas, presidente de la patronal de fabricantes ACEA, pondría “en peligro a la industria europea del automóvil”.
Por eso, los grandes fabricantes aún intentan evitar, como sea, el pago de dichas sanciones. Y según publica la agencia Europa Press, algunos de ellos como Stellantis, Toyota, Mazda, Subaru o Ford “estarían planteando la posibilidad de crear un fondo para la compra de créditos de carbono a Tesla y Polestar”, con el objetivo de evitar dichas sanciones.
El objetivo de dichos fabricantes al comprar estos ‘créditos de carbono’ sería agrupar las emisiones contaminantes de los vehículos de su gama con las emisiones nulas que generan los fabricantes de coches eléctricos para reducir así la media general contaminante de cada uno de ellos.
Según señala Europa Press citando distintos medios internacionales, Stellantis, Toyota, Ford, Mazda y Subaru se habrían planteado unir sus emisiones de carbono con las de Tesla, mientras que Mercedes-Benz, Volvo y Smart harían lo propio con Polestar.
Además, la agencia ha recogido unas declaraciones del cuarto fabricante mundial, en las que Stellantis reconoce la existencia de dicha idea y señala que "se ha comprometido a reducir las emisiones de CO2, y nuestra participación en este 'pool' contribuirá a cumplir nuestros objetivos europeos de emisiones para 2025, al tiempo que optimizamos nuestros recursos".
Todo ello, aseguran a Europa Press desde Stellantis, sin abandonar la estrategia de la compañía, que se centra en el desarrollo de "tecnologías innovadoras" para construir "una empresa del futuro".