Cuando se habla de recarga de coches eléctricos hay que diferenciar entre dos tipos. Por un lado, está la doméstica y, por otro, está la pública. Más allá de el lugar donde se realiza cada una, tienen sus propios pros y contras, que hacen que, para cada ocasión, una u otra sea más interesante. El principal pero de la primera es su velocidad, mucho más lenta que la otra, pero es algo que está a punto de cambiar.
Una de las marcas de puntos de carga más conocidos a nivel global, ChargePoint, acaba de presentar su tecnología de carga en corriente alterna de nivel 2, que promete cargas hasta el doble de rápidas utilizando este sistema.

Revolución, no evolución
Hossein Kazemi, director técnico de hardware de ChargePoint, ha declarado: “La próxima generación de cargadores para vehículos eléctricos de ChargePoint será revolucionaria, no evolutiva. La arquitectura que los sustenta habilita tecnologías muy esperadas que brindarán una experiencia significativamente mejor a los propietarios de estaciones de carga y a los conductores de vehículos eléctricos que carguen con ellas”.
Y es que esta nueva arquitectura cuenta con mejoras que eliminan, hasta cierto punto, lo que se consideran dos de las principales desventajas de las cargas en corriente alterna (CA) en comparación con las de corriente continua (CC).
La primera es la velocidad, que, aún no siendo tan rápida como en la alterativa, duplicará las velocidades que se obtienen con un cargador de CA convencional. La segunda es que permitirá la carga bidreccional, una función bastante útil que permite convertir al automóvil en un suministrador de energía.
Chargepoint desgrana las características más destacadas de la ‘arquitectura CA de Nivel 2’, que son las siguientes:
- Carga ultrarrápida: dentro de los estándares de la corriente alterna, permitirá cargar casi al doble de velocidad, es decir, a 80 amperios / 19,2 kW. Con esta potencia, la firma considera que podrá cargar una batería promedio del 0 al 100% en cuatro horas.
- Capacidad de carga ‘vehículo a todo’ (V2X): de la misma manera que el coche se nutre de la energía del cargador, también se pueden invertir los roles, permitiendo que actúe como pila para alimentar a la casa, para dar energía a los electrodomésticos o para sencillamente transferir energía a la red, lo que tiene rédito económico.
- Equilibrio de carga dinámico: el cargador cuenta con un sistema inteligente que detecta cuándo no hay demanda de energía en otras partes del hogar o del edificio, momento en que acelera automáticamente la velocidad de carga del vehículo.
- Compatibilidad con casas inteligentes: en hogares donde haya domótica, el cargador puede sincronizarse con el sistema para gestionar de manera optimizada la energía. Valga como ejemplo aprovechar si hace sol para recargar el vehículo utilizando la energía recopilada por los paneles solares.
- Cableado en serie: el sistema es compatible con los cables de carga estándar, lo que evita que haya que realizar una inversión adicional para actualizar la carga del vehículo. Además, en Estados Unidos, donde hay una mayor variedad de conectores distintos, este cargador es compatible con los más comunes (Omni Port).
La buena noticia es que esta tecnología no tardará mucho en estar disponible, puesto que está previsto que los primeros modelos que utilicen la plataforma llegarán a Europa este verano, mientas que en América del Norte hará lo propio a finales de 2025.
La compañía asegura que esta arquitectura será compatible con los coches eléctricos más vendidos en ambas regiones y que, además del modelo estándar pensado para el uso de particulares, también habrá variantes diseñadas para aplicaciones comerciales y de flotas. Además, cumplirá con las regulaciones y programas aplicables, incluidos MID y Eichrecht en Europa y ENERGY STAR en EE. UU.
Carga lenta contra carga rápida
Con un sistema de estas características se puede paliar en cierta manera los puntos negativos que presenta la carga lenta respecto a la rápida, aunque las distancias aún así siguen siendo insalvables en algunos aspectos.
La carga lenta (CA) juega a su favor con tener un precio más económico, con que es menos dañina para la batería y con que es más fácil acceder a ella, además de que todos los coches eléctricos son compatibles. Sin embargo, su velocidad es mucho menor (incluso en el caso de este nuevo cargador) hace que el proceso sea más lento y que no valga para viajes, aunque sí es una opción óptima para recargas programadas y con tiempo en el hogar.
La carga rápida (CC) es justo al contrario. Con las potencias con las que funciona es posible, en apenas media hora, conseguir una autonomía adicional considerable, lo que hace que sea la opción indicada a la hora de viajar. Sin embargo, aunque la infraestructura está creciendo, todavía no hay muchas estaciones de carga que soporten las potencias más altas, tampoco abundan los coches que puedan superar los 200 kW de potencia y, además, abusar de este tipo de recargas es más agresivo con la batería y hace que su degradación sea más rápida.