Hakan Samuelsson, nombrado recientemente por sorpresa nuevo consejero delegado de Volvo Cars, ha explicado en una entrevista el impacto que los aranceles anunciados por la administración de Donald Trump podrían suponer.
El directivo sueco de 74 años, que ya había sido CEO de la firma de 2012 a 2022, ha afirmado que trasladar la producción de algunos de sus modelos más vendidos a Estados Unidos podría llevar hasta dos años. Un movimiento que buscaría reducir el impacto financiero que están sufriendo debido a las políticas comerciales actuales, pero que lleva implícito un largo período por delante.

Aranceles del 27,5% en sus importaciones a Estados Unidos
En dicha entrevista recogida por Europa Press, Samuelsson resaltó que Volvo se enfrenta actualmente a un arancel del 27,5% en sus importaciones a Estados Unidos. Un porcentaje que se compone de un arancel base del 2,5% sumado a un recargo adicional del 25% implementado por el Gobierno de Trump. Una situación que afecta principalmente a sus modelos XC60 y XC90, ya que son los más vendidos por el fabricante sueco en el mercado estadounidense. Ambos SUV se fabrican en su sede de Gotemburgo, Suecia.
La producción actual de Volvo en Estados Unidos se limita al SUV eléctrico EX90, con un ensamblaje que hasta la fecha no alcanza las 3.000 unidades. De hecho, Samuelsson subrayó que el coste adicional generado por los aranceles impactará directamente en la competitividad de sus vehículos en el mercado estadounidense: "habrá una presión sobre los márgenes de ganancia y los clientes tendrán que pagar más”.
En mayor detalle, si un vehículo cuyo coste es de unos 54.500 euros, con el impacto de los aranceles, tendría un recargo adicional de prácticamente 15.000 euros, de ahí que Samuelsson haya explicado que este incremento podría afectar a la demanda y posición de mercado de Volvo.

Por otro lado, el directivo sugirió que Volvo está considerando seriamente la producción en suelo americano de uno de sus modelos para mitigar los efectos de los aranceles: “será un SUcoche de tipo SUV, que podría ser un híbrido enchufable completamente nuevo. Debe ser un modelo que se venda bien en Estados Unidos”.
Impacto en otras marcas
Samuelsson también señaló que además de Volvo, otros fabricantes prémium se han visto afectados por esta casuística, como es el caso de la japonesa Lexus, ya que se enfrenta a desafíos similares al exportar a Estados Unidos. De hecho, la marca sueca no es la primera vez que se ve impactada por aranceles, ya que también se vió afectada por los impuestos de la Administración de Joe Biden a los coches provenientes de China, desde donde exporta su modelo eléctrico EX30.
No obstante, pese a este escenario, el CEO de Volvo se muestra optimista ante las negociaciones entre la Unión Europea y el gobierno de Donald Trump. "Mi interpretación es que Estados quiere jugar una carta importante para tener la oportunidad de una nueva negociación. Espero tener razón. Sería bueno si pudiéramos bajar al 2,5% desde ambos lados".