Los patinetes eléctricos surgen como una opción práctica y viable para el transporte combinado. Facilitan el traslado entre diferentes puntos y son ideales para recorridos cortos sin exigir un esfuerzo físico importante. Se han convertido en una de las soluciones preferidas para los trayectos diarios, conocidos como de ‘última milla’, proporcionando alternativas para desplazamientos breves que no están atendidos por los servicios de transporte público o como parte del transporte multimodal complementado por autobuses, tren y metro.
La configuración actual de los patinetes eléctricos ha suscitado interrogantes acerca de su público objetivo. La estética predominante deriva de los modelos originales de principios del siglo XX, que eran fabricados artesanalmente por los niños. Las primeras creaciones que se vendieron por primera vez como juguetes, ganaron popularidad con el cambio de siglo. Esto ha llevado a la percepción de que su diseño está orientado a niños, más que a adultos que los utilizan para sus desplazamientos diarios.
Una historia asombrosa que tiene más de 100 años y que empezó con la gasolina
Los orígenes del patinete eléctrico, tan populares en la actualidad, se remonta a finales del siglo XIX. Aquí, la historia no es muy precisa. Se cree que un joven, agobiado por la congestión de tráfico la ciudad en la que vive, fue el pionero en unir unas ruedas de patines a un tablón, dando inicio a una nueva era en los desplazamientos.
Este primitivo artefacto, seguramente más ruidoso y veloz que los modernos patinetes eléctricos, se convirtió en un juguete para los niños de Europa y Estados Unidos antes de la Primera Guerra Mundial. Aunque los datos concretos sobre los fabricantes de estos patinetes de madera son limitados, es probable encontrar imágenes de principios del siglo XX de estos niños disfrutando de sus patinetes, hechos a mano, en las vías urbanas.
En los años siguientes, niños, y también adultos, replicaban esta primera idea que alcanzó su apogeo en la época de la Primera Guerra Mundial con la creación del Autoped. Este vehículo se manejaba de pie sobre una base apoyada en ruedas de 10 pulgadas y propulsada por un motor de 155 cc, cuatro tiempos y enfriado por aire situado encima de la rueda delantera. Se operaba mediante el manubrio y una barra de dirección que activaba un embrague empujando la estructura hacia delante mientras que una palanca regulaba la aceleración. La barra de dirección podía doblarse sobre la base para facilitar el almacenamiento del patinete. Contaba con luces delantera y trasera, un claxon y un compartimento para herramientas. A pesar de ser desarrollado en un periodo de escasez de combustible y ser eficiente en su consumo, su distribución fue limitada.
La idea fue tomada por otras empresas como la británica ABC Motorcycles. En 1919, el Granville Bradshaw creó la Scootamota, un patinete con asiento, motor monocilíndrico de 123 cc, impulsado por la rueda trasera, y con una velocidad máxima de 25 km/h.
En la década de los 1930, el uso de patinetes motorizados experimentó un aumento significativo en bases militares, aeropuertos y zonas urbanas. A pesar de ser un medio de transporte eficiente en términos de consumo durante las siguientes décadas su popularidad sufrió altibajos, siempre confiando su propulsión a motores de gasolina.
Llega el patinete eléctrico
En la década de 1970, Gino Tsai, de la empresa J.D. Corporation, comenzó a fabricar patinetes eléctricos plegables para su uso en fábricas y almacenes. Aunque no eran populares entre el público general, así se establecieron las bases para futuros modelos. Sin embargo, fue el Razor el que realmente desencadenó un auténtico frenesí de consumo de patinetes.
El empresario taiwanés Horace Chang Razor USA y lanzó el primer patinete eléctrico para uso recreativo, el Razor E300, a mediados de la década de 1990. Este modelo fue un éxito de ventas y contribuyó significativamente a la popularización de los patinetes eléctricos. Solo en el año 2000 se vendieron un millón de unidades.
En la década del 2000, los patinetes perdieron popularidad excepto por la atención mediática que recibió un dispositivo eléctrico inusual de dos ruedas y autoequilibrado llamado Segway. Desarrollado por Dean Kamen, generó enormes expectativas y elogios especulativos de varios visionarios tecnológicos, incluido Bill Gates, convirtieron al Segway PT en una máquina inalcanzable para el bolsillo de las masas.
Segway continuó produciendo nuevas generaciones basadas en su modelo original, pero el interés por la micromovilidad disminuyó durante un tiempo. El empresario estadounidense Shan Chen lo reactivó al lanzar una campaña en Kickstarter para recaudar fondos para su Hoverboard autoequilibrado que se popularizó entre las celebridades, ganó fama mundial en 2015 y provocó una avalancha de imitaciones.
Sin embargo, se vio eclipsado por la llegada de los patinetes eléctricos de uso compartido. El resto de la historia es conocida. En los últimos años, los patinetes eléctricos han ganado muchos adeptos. Muchas ciudades han implementado programas de alquiler de patinetes eléctricos y muchas personas han adquirido sus propios patinetes para moverse por la ciudad.
Con el tiempo, la tecnología de los patinetes eléctricos ha mejorado notablemente. Se han desarrollado baterías más potentes y duraderas, y los diseños y materiales de construcción han avanzado haciéndolos más resistentes y seguros
En el futuro más cercano, los patinetes eléctricos se enfrentan a varios desafíos, especialmente en los relacionados con la seguridad. Se espera que su uso siga creciendo, ya que ofrecen una solución eficiente y ecológica para la movilidad urbana.