Ante la escasez de puntos de recarga para coches eléctricos en todo el mundo, se podría pensar que hacer uso de las farolas de la vía pública para tener acceso a la red eléctrica sería una solución ideal. Pero no está teniendo todo el tirón esperado, y en algunas ciudades el descontento tiene motivos clave.
Un ejemplo claro lo podemos encontrar en Reino Unido, donde se apostó fuerte por esta solución en vista de que hay un buen puñado de viviendas (un 40%) que no tienen otra opción que aparcar su coche en la calle. O lo que es lo mismo, no tiene sentido para ellos instalar un punto de carga doméstico.
Los problemas no tardaron en llegar
Lo que hicieron algunos ayuntamientos británicos, fue darle salida, entre otras similares, a la propuesta de la empresa Ubitricity, propiedad de la petrolera Shell, y experta en instalación de tomas de carga para vehículos eléctricos.
Entre Ubitricity y Charg.gy suman la mayoría de los 20.000 cargadores en farolas que se calcula que hay repartidos por todo el Reino Unido, y que ofrecen potencias de carga de 5 kW, que no es especialmente rápido, pero sí una opción interesante para dejar el automóvil cargando durante la noche.
El problema es, que tras unos años en funcionamiento, empezaron a dar problemas, algo que podría estar relacionado con temporales de fuertes lluvias. En algunos casos han terminado por desconectarse, alegando problemas de seguridad, y en otros directamente se mantienen averiados, a pesar de las quejas de los residentes y de las propias administraciones.
Por su parte, el portavoz de Ubitricity reconoció que había problemas en este sentido, pero que se estaba "trabajando estrechamente con las autoridades locales para restablecer el servicico". Todo, teniendo en cuenta que los trabajos de reparación se retrasan durante meses, tal y como han asegurado algunos ayuntamientos británicos afectados por estos problemas.
Menos plazas de aparcamiento para el resto de coches
Además, hay que tener en cuenta que no toda la población está contenta con esta medida, pues allí donde hay una farola con un punto de carga instalado, se elimina una plaza convencional de aparcamiento de la vía pública, y hay zonas donde aparcar ya era complicado.
De ahí que algunos usuarios de coches con sistemas de propulsión tradicionales se hayan quejado de esta situación, pues el aparcamiento queda restringido a vehículos electrificados de tipo enchufable y que puedan utilizar el servicio de recarga.
Para algunos, claro está, también se puede ver como una medida de los ayuntamientos para presionar a la población, y que se acaben comprando más vehículos sostenibles, ya sea eléctricos o híbridos enchufables, lo que les permitiría hacer uso de dichas plazas.