Bien es conocido por todos que Donald Trump ha llegado al Despacho Oval con un mazo en la mano. Sus políticas principalmente proteccionistas están repercutiendo en un empeoramiento en las relaciones con sus países más próximos (México y Canadá, principalmente), así como con otros socios históricos, como la propia Unión Europea.
Desde su llegada a la presidencia del país, Trump ha amenazado continuamente con la imposición de aranceles a la importación de productos fabricados fuera de sus fronteras. En un último comunicado ha hecho saber que este impuesto entrará en vigor para sus dos países vecinos el próximo día 2 de abril. Pero sendos países americanos podrían no ser los únicos en recibir este impuesto.

Trump vuelve a cargar contra la UE
En un último discurso llevado a cabo por Donald Trump, al que asistieron una multitud de periodistas, el presidente afirmó lo siguiente: “Muy pronto anunciaremos nuevos detalles sobre los aranceles a la Unión Europea. Serán del 25% en general y se aplicarán a los automóviles y a todas las demás cosas. La Unión Europea se formó para fastidiar a los Estados Unidos; ese es su propósito y han hecho un buen trabajo al respecto. Pero ahora soy yo el presidente”.
Después de estas afirmaciones de Trump, la Unión Europea no tardó en salir en su defensa. Lejos de ser “un fastidio” para el país norteamericano, un portavoz de la UE afirmó: “Más bien hemos sido una bendición para Estados Unidos. Estamos dispuestos a colaborar si respetamos las reglas, pero también protegeremos a nuestros consumidores y empresas en todo momento. No esperan menos de nosotros”.
Tras esta embestida han vuelto a saltar todas las alarmas en la región europea. Pero, ¿qué supondría la imposición de estos aranceles? A día de hoy, Estados Unidos es el mayor mercado de exportación para el Viejo Continente. En 2023 representó casi el 20% de todas sus importaciones, por delante incluso de Reino Unido o China.

Los coches fueron el segundo producto más exportado hacia Estados Unidos, sólo por detrás de productos farmacéuticos. Esto generó un valor de alrededor de 40.000 millones de euros. De entre todos los países de Europa, Alemania fue el que más productos exportó (principalmente coches), generando así un valor de unos 9.000 millones de euros.
La solución que busca Donald Trump para todo esto, ya fue confirmada por él mismo incluso antes de llegar a presidir Estados Unidos. Concretamente, su interés pasa por que las empresas europeas (así como de cualquier otra región) instalen sus fábricas en el país norteamericano, generando así la mayoría del empleo y riqueza en la propia región.
Esto es algo que a la mayoría de marcas les sigue dando serios dolores de cabeza, pues Estados Unidos es uno de los mercados preferentes para muchas de ellas, como Mercedes-Benz, por ejemplo. La imposición de estos aranceles haría que sus beneficios cayesen notablemente o tuviesen que subir los precios de sus coches para contrarrestar así el golpe.