Todos sabemos que Europa se ha fijado ambiciosos planes para la electrificación del parque de vehículos. La normativa ha fijado el año 2035 como el horizonte final, salvo excepciones, para los coches de combustión. A poco más de una década, el problema no reside en el coche eléctrico en sí, sino en la infraestructura de carga. Con vistas a mejorar la red pública, el Parlamento Europeo acaba de aprobar nuevas medidas para ampliar el número de puntos de carga y la potencia de los mismos. La nueva ley exige el despliegue de una estación por cada 60 kilómetros de autopista.
Lo que se pretende con esta medida es paliar uno de los problemas más comunes de todo potencial comprador de un coche eléctrico: la ansiedad de rango. Aunque los coches ofrecen cada vez más autonomía, muchos usuarios no están completamente seguros de poder viajar largas distancias sin sufrir problemas. Actualmente, la red está algo desperdigada y no podemos decir que los puntos se encuentren a distancias equidistantes o en todo tipo de vías. Obviamente, las arterias principales serán las primeras en cumplir con la nueva ley.
El texto ha sido aprobado casi por unanimidad en la cámara europea: 514 votos a favor, 52 en contra y 74 abstenciones. El escrito también recoge la infraestructura para camiones y autobuses eléctricos, obligando a la instalación de una estación de carga cada 120 kilómetros. También se ha estipulado cuál es la potencia de carga mínima en cada una de las estaciones obligatorias. En el año 2026 se podrá disponer de una estación de carga de 400 kW cada 60 kilómetros, mientras que en 2028 la potencia del punto de recarga deberá subir hasta los 600 kW.
La Unión Europea también ha fijado límites y condiciones para la recarga de autobuses y camiones eléctricos. Cumpliendo con las mismas fechas que los turismos, los vehículos más pesados de la carretera deberán disponer de una estación de carga cada 120 kilómetros como máximo. En ese caso, los puntos tendrán una potencia de recuperación excepcional entre los 1.400 y los 2.800 kW en función del tipo de vía. Todo ello garantiza no sólo tener sitios donde cargar, también se pretende reducir al máximo los tiempos de espera. Ahora está en manos de las compañías eléctricas ofrecer los puntos y repartirse las carreteras.
Recientemente, Europa ha alcanzado el medio millón de puntos de recarga, aunque la cifra no está exenta de polémica. La EAFO, el Observatorio Europeo de Combustibles Alternativos, ofrece en su estudio un dato revelador. Tan sólo el 10% de los puntos repartidos por todo el continente corresponden a puntos de carga rápida, al menos 50 kW. Ante este panorama, mucho tienen que correr los países miembros para poder adoptar las medidas parlamentarias. España es uno de los países más rezagados del continente, mostrando una excesiva y lenta burocracia para la instalación y apertura de cada punto o estación.
Más hidrogeneras
La medida del Parlamento no sólo se centra en el coche eléctrico. Tras incluir el hidrógeno y los combustibles sintéticos como alternativas a las baterías de los coches eléctricos, la Unión Europea también quiere mejorar la red de hidrogeneras, aunque se da un plazo de tiempo más extenso. En el año 2031 se espera disponer de una estación de servicio cada 200 kilómetros en todas las carreteras principales de la Unión Europea. De esta forma, se amplía y se concretan nuevos detalles de la primera propuesta lanzada por la Cámara hace unos meses.