La industria del automóvil está experimentando una rápida evolución, con cambios que se suceden a gran velocidad. China se destaca como un mercado crucial, superando su anterior posición que se limitaba al mercado local, sin ‘molestar’ al resto del mundo. Gracias a su impulso en la movilidad eléctrica, este país ahora lidera las ventas y está implementando estrategias de expansión que antes parecían inimaginables.
Los fabricantes chinos están decididos a aprovechar la oportunidad de ingresar al mercado europeo con más de 400 millones de consumidores potenciales. Los movimientos recientes de estas empresas confirman esta tendencia hacia la expansión en Europa.
El estudio de McKinsey para CLEPA pone cifras a la ‘invasión’ china
Los fabricantes de automóviles europeos se enfrentan a un periodo de incertidumbre sin precedentes en el sector, lo que se espera que impacte negativamente en la evolución de los beneficios de las empresas. La competencia de China y la pérdida de competitividad son factores clave que contribuyen a esta situación, según señala el último informe elaborado por la Asociación Europea de Proveedores de Automóviles (CLEPA) en colaboración con McKinsey.
La mayoría de los fabricantes reconocen que aunque hay oportunidades para expandir sus operaciones, las perspectivas para el crecimiento en uno de los mayores mercados del sector, el chino, aún son moderadas. Solo alrededor de tres de cada diez proveedores de vehículos anticipan que China será una parte significativa de su futuro negocio, a pesar de la competencia que representan las marcas chinas para las europeas establecidas.
Mientras tanto, según el informe, una de las principales dificultades actuales para las empresas es el desafío de optimizar la inversión, incluyendo la investigación y el desarrollo, al mismo tiempo que intentan acelerar los ciclos de desarrollo de productos.
La industria europea de suministro de automóviles se enfrenta a la volatilidad e incertidumbre tanto por parte de sus clientes como de sus proveedores. A pesar de esto, las empresas aún mantienen un "optimismo cauteloso". Según Lukas Michor, responsable del estudio de McKinsey en EMEA, "la gran incertidumbre sobre el futuro del mercado y la transición a los vehículos eléctricos son preocupaciones clave".
La falta de competitividad y el problema de la rentabilidad
En el informe, también se resaltan desafíos estratégicos para el sector, como la reducción de la competitividad de la Unión Europea debido a los altos costes de producción (54%) y el avance tecnológico en otras regiones como China (39%). Benjamin Krieger, secretario general de CLEPA, ha subrayado que "el deterioro de la confianza en comparación con hace seis meses resalta la urgencia de mejorar la competitividad de la UE".
Los altos niveles de incertidumbre en torno a los nuevos proyectos y la demanda de vehículos eléctricos en Europa, junto a la presión de los fabricantes de vehículos para reducir costes y las preocupaciones sobre la competitividad de la Unión Europea (UE), están contribuyendo al deterioro del sentimiento empresarial en el sector.
Asimismo, el 25% de los proveedores prevén operar con niveles de rentabilidad marginales o negativos, mientras que sólo el 37% espera una rentabilidad superior al 5%. De esta manera, el 47% de los proveedores espera un aumento de los ingresos de cara a finales de ejercicio aunque el 31% espera una reducción.