Italia no sólo es el país de la pasta, los transalpinos también son expertos y ávidos fabricantes de coches. A lo largo de la historia han sido muchas las marcas que han intentado tener éxito, aunque sólo unas pocas han terminado por alcanzar el reconocimiento internacional. Hoy, el país vive una intensa guerra comercial entre la presidenta del país, Georgia Meloni, y el máximo responsable del Grupo Stellantis, Carlos Tavares. Las tensiones han ido en aumento a lo largo de los últimos meses. Ahora, fuentes cercanas, avisan que el ejecutivo nacional podría estar pensando en una estrategia de nacionalización para dos marcas desaparecidas que todavía están bajo el poder del conglomerado holandés.
Alfa Romeo, Lancia, Ferrari o FIAT son algunas de las marcas más conocidas del país. Si eres un experto y un apasionado del mundo del motor seguro que te suenan dos compañías más: Autobianchi e Innocenti. Ambas hoy desaparecidas. La primera fue fundada en 1955 para, posteriormente, ser clausurada en 1995. En esos 40 años de vida, Autobianchi lanzó al mercado modelos de diferente índole, aunque tras su asociación con FIAT en 1967, se especializaron en versiones diferentes de modelos de la casa milanesa. Innocenti tuvo una vida más extensa, entre 1920 y 1996. Es conocida por fabricar modelos icónicos como las Lambrettas o diferentes modelos rebautizados de la gama de British Leyland. En 1990 pasó a formar parte de las filas de FIAT, aunque sólo sobrevivió 6 años más.
Italia podría ofrecer a China dos viejas marcas ahora en propiedad de Stellantis
A pesar de haber desaparecido de los escaparates a mediados de los 90, ambas compañías siguen adjuntas a la órbita de FIAT, que a su vez se engloba en la cartera de Stellantis tras la fusión entre los grupos PSA y FCA en enero de 2021. Es decir, el conglomerado dirigido por Carlos Tavares tiene la potestad para lanzar o, como en este caso, no lanzar modelos de las marcas Innocenti y Autobianchi. La tensa relación con el Gobierno de Meloni puede provocar un movimiento de marcas inédito. Tal y como recogen fuentes locales, el Ministerio de Industria italiano podría recuperar el poder de sus dos fabricantes ahora desaparecidos.
El organismo italiano ha registrado versiones de las dos marcas ante la oficina nacional de patentes y marcas, utilizando gráficos diferentes a los registrados por Stellantis. Una ley aprobada en diciembre del año pasado, que todavía está siendo analizada por el Tribunal de Cuentas, reconoce el poder del gobierno central para recuperar marcas italianas que no se utilicen desde hace más de cinco años. Una vez estas empresas pasen a manos del ejecutivo, el Gobierno tiene la potestad de ofrecerlas a empresas extranjeras para que puedan explotar la imagen, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos de localización e imagen nacional. Si quieren aprovecharlas tienen que fabricar los coches en Italia.
Este no es más que un episodio entre la lucha que desde hace meses enfrenta a Meloni y a Tavares. El Gobierno italiano ha sido muy crítico con respecto a las políticas industriales de Stellantis. El conglomerado ha desviado parte del trabajo de Italia al extranjero. Como represalia, la Primera Ministra ha obligado a Stellantis a modificar algunos de sus coches y a cambiar de nombre al Alfa Romeo Milano, ahora Junior, por incumplir con una vieja ley nacional que impide usar insignias y nombres italianos en productos que estén fabricados en el extranjero. Italia quiere que Stellantis invierta más dinero en el país, mientras que estos acusan al Gobierno de no fomentar ni las subvenciones públicas ni la movilidad eléctrica.