Donald Trump no estaba exagerando cuando aseguró que eliminaría todo tipo de ventaja para el coche eléctrico, de forma que cada ciudadano norteamericano pudiera elegir el vehículo que libremente quisiera y como forma de proteger a los fabricantes tradicionales locales. Y acaba de dar un paso en este sentido, pues las ayudas a la infraestructura de recarga han llegado a su fin.
El programa federal conocido como NEVI buscaba mejorar la infraestructura de carga de vehículos eléctricos, y la Administración de Joe Biden había dispuesto un total de 5.000 millones de dólares para aumentar este tipo de instalaciones por todo el país.
Trump dice no a la aceleración de la movilidad eléctrica
Durante el mandato de Bien, y hasta la toma de posesión de Trump el pasado 20 de enero de 2025, los estados utilizaron estos fondos, pues durante cuatro años se estuvo aprobando el plan que había hasta este año.
Para Trump, las necesidades son otras distintas, y sigue cumpliendo sus promesas políticas, entre las que están acabar con cualquier ayuda que favorezca a los coches eléctricos frente a los de combustión, por considerarlo como algo "injusto", ya que "hace inasequibles otro tipo de vehículos" (se refiere a los diésel y de gasolina).
La cancelación de estos incentivos a nivel nacional hace que no se puedan destinar fondos que estuvieran aprobados a este tipo de infraestructuras, aunque aquellas peticiones con el dinero ya asignado no se van a ver afectadas.
Para la Administración de Donald Trump, el objetivo es "promover la verdadera elección del consumidor", de forma que se contribuya realmente al "crecimiento económico y la innovación".
Otras promesas que tiene que cumplir todavía
Lo que podría llegar pronto es la eliminación también de los créditos fiscales de hasta 7.500 dólares que apoyan la compra de coches eléctricos en Norteamérica, aunque de momento siguen vigentes.
También se espera que Trump cambie la normativa de limitación de emisiones de CO2, de forma que se podría volver a cifras permitidas similares a las de 2019, y los coches que se vendan podrían contaminar un 25% más que lo que se exige ahora legalmente.
Efectivamente, Elon Musk y Tesla están apoyando al nuevo presidente, incluso con estas políticas que atacan directamente al coche eléctrico. De hecho, Musk es uno de los que mejor tacada sacó de estos incentivos para sus cargadores de estándar NACS.