Es, posiblemente, una de las actitudes más desagradables y perjudiciales para la comunidad de usuarios de un coche eléctrico. Si bien la red de carga pública ha crecido significativamente a lo largo de los últimos años, en algunas regiones más que en otras, las actitudes incívicas y egoístas han ido de la mano. Puntos de carga que quedan ocupados durante horas sin trabajar porque sus dueños están dando una vuelta o tomando algo. Estas acciones no quedarán sin castigo en Seúl, la capital de Corea del Sur. El Gobierno de la ciudad ha tomado una medida bastante drástica para evitar que esto suceda, aunque no se sabe qué resultado va a tener.
A todos nos ha pasado alguna vez, llegar a un punto de carga y comprobar que un coche lleva horas aparcado, ocupando la plaza y sin cargar o con la carga acabada hace tiempo. La impotencia y, según las necesidades reales de cargar, se apodera de nosotros ante semejantes actitudes por parte de algunos conductores de un coche eléctrico. Cada vez más aplicaciones y empresas de gestión aplican suplementos adicionales por dejar el coche estacionado en la estación, pero esto no siempre amilana a todos. En Seúl parecen estar hartos de estas maniobras y la decisión ha sido cuanto menos polémica.
Todas las estaciones públicas quedan limitadas al 80% de la capacidad de la batería
La medida entrará en vigor a finales de año y afectará a 400 cargadores rápidos de más de 100 kW propiedad de la ciudad. En dichas estaciones o puntos, los usuarios sólo podrán cargar hasta el 80% del SoC una vez haya empezado el proceso. El objetivo es reducir la congestión y liberar los cargadores más rápidamente para que otros usuarios tengan la posibilidad de recuperar energía en sus baterías. En el 20% restante la potencia de carga se reduce significativamente, los tiempos de espera se dilatan y muchos usuarios deciden abandonar el coche e irse a hacer sus quehaceres sin importarles si hay alguien esperando.
Seúl no sólo es la capital de Corea del Sur, también es una de las urbes más avanzadas del mundo. La presencia de marcas tan importantes como Hyundai y KIA ha disparado la participación eléctrica del país. La infraestructura de carga está creciendo rápidamente, casi tan rápido como los conductores optan por ser poco respetuosos. Se espera que la medida consiga liberar rápidamente los puntos de carga al impedir que los clientes se vayan pensando que el proceso puede durar horas. Limitar la carga puede ser una solución, aunque es bastante probable que los resultados no sean los esperados. La penalización parece la única solución viable.
Los coches eléctricos no se comportan igual ante la carga. La llamada curva de potencia de carga puede variar significativamente en función del tipo de coche, de la temperatura de la batería, del nivel de carga y, por supuesto, del punto de carga. A fin de proteger las baterías, los fabricantes limitan la potencia de recuperación al superar el 80% de la capacidad de la misma. El proceso se ralentiza significativamente superada esa barrera. En algunos casos el tiempo de espera es considerable. Diferentes y recientes estudios han demostrado que, en contra de la cultura urbana, la carga rápida no reduce la salud de las baterías. La degradación es prácticamente inapreciable, siempre y cuando se tomen ciertas medidas de prevención.