La pandemia de la COVID-19 trajo consigo efectos secundarios que todavía hoy están presentes en la industria. El sector de la automoción ha sufrido una acusada falta de componentes en las cadenas de montaje. Los chips se han convertido en piezas de gran valor. Aunque casi todo el mundo da por cerrada la herida, algunas marcas no lo tienen tan claro. Stellantis ha mostrado una clara preocupación por una posible recaída. Según el conglomerado francés, la causa no sería otra que la llegada masiva de coches eléctricos al mercado.
Joachim Kahmann, máximo responsable de las compras de semiconductores para el Grupo Stellantis, considera que la crisis de suministros no sólo no ha concluido, sino que podría “aumentar drásticamente” en los próximos años a medida que las funciones de software de los vehículos se disparen. Los últimos tres años han sido nefastos, tal y como reconoce el propio Kahmann, "tuvimos múltiples problemas en todas partes y, una vez que resolvimos un tema, surgió otro nuevo". Según él, el problema lo van a causar los coches eléctricos.
El uso de plataformas compartidas es un gran aliciente para las marcas ya que reducen significativamente los gastos, pero también puede suponer un riesgo porque muchos coches emplean los mismos componentes. La falta de un solo elemento puede suponer un grave riesgo para toda la cadena. El problema puede no sólo afectar a una planta en concreto, sino a cinco, seis o siete: a todas aquellas que se dediquen a ensamblar vehículos basados en la misma tecnología o plataforma.
Los cuellos de botella prolongados por la falta de semiconductores han puesto en jaque a las marcas. Aunque la crisis puede haberse reducido, no ha terminado por completo. La capacidad de producción de chips sigue siendo reducida ya que muy pocas fábricas en el mundo se encargan de ello, la mayoría localizadas en China. El riesgo geopolítico fluye en el ambiente. Ante semejante posición de poder, el gigante asiático podría limitar la exportación de chips y dejar al resto de fabricantes internacionales con serias dificultades para el suministro corriente.
Stellantis ya está dando los pasos necesarios para reducir la dependencia de China. Kahmann ha comentado que la reciente restricción de China a las exportaciones de galio y germanio debería ser manejable, pero que las crecientes tensiones con el país asiático se están convirtiendo en un riesgo potencial. Por ahora, la situación de los chips "ha mejorado mucho" con suficiente suministro para la segunda mitad del año, aunque es "solo cuestión de tiempo" que surja el próximo cuello de botella.
Todo el mundo pelea por fabricar sus propios chips o encontrar empresas que no dependan de China en su cadena de suministro. A lo largo del año pasado, en la peor época de la crisis, Europa hizo numerosos esfuerzos por captar la atención de empresas tecnológicas como Intel, aunque finalmente la producción se acabó desviando a Estados Unidos. España también quiere tener su papel protagonista en esta historia, aunque se centrará en la producción de chips baratos ante la falta de inversores de mayor capacidad.