Esta misma semana hemos sabido que Stellantis, el gigante automovilístico surgido de la fusión entre Fiat Chrysler (FCA) y Peugeot (PSA), ya no va a comprar más créditos regulatorios de emisiones a Tesla, que como seguramente ya sabrán, vende coches eléctricos exclusivamente. Pero ¿cómo afecta esta decisión a las cuentas de Tesla?
Tesla fabrica y vende coches eléctricos, única y exclusivamente eléctricos, así que está en un posición ventajosa respecto a otros fabricantes cuando hay que rendir cuentas con la normativa que regula los "derechos de emisiones" de CO2. Como todos sus coches son 'cero emisiones', Tesla puede vender créditos regulatorios a otros fabricantes de automóviles que necesiten compensar (al menos administrativamente) sus emisiones de CO2.
Los fabricantes cuya cuota de coches eléctricos no es suficiente, se ven obligados a comprar estos créditos regulatorios, que suponen unos jugosos ingresos para otros fabricantes como Tesla -que es el gran beneficiado en esta partida-. Pero Stellantis está dispuesta a fabricar y vender más coches eléctricos propios, y por lo tanto cumplir por sí sola los objetivos de CO2 en Europa para este 2021.
Los ingresos por créditos regulatorios le han servido a Tesla para poner sus cuentas en positivo en más de una ocasión, lo que ha llenado páginas (físicas y digitales) en la prensa, así que cabría suponer que perder a un "cliente" importante como Stellantis podría mermarlas ahora. Pero la decisión de Stellantis no va a llevar a Tesla a la quiebra, y muy probablemente tampoco le induzca a pérdidas en el próximo ejercicio.
Primero, porque el cambio de Stellantis sólo parece afectar a las compras de créditos en Europa. Este matiz ya es importante, porque otras regiones siguen teniendo políticas de créditos de emisiones similares. Según el director financiero de Stellantis, Richard Palmer, la compañía gastó aproximadamente 350 millones de dólares en comprar créditos a Tesla durante 2020.
Es algo más de un 22 por ciento del total de 1.580 millones de dólares que obtuvo Tesla por créditos regulatorios el año pasado. Una cifra notable, sin duda, pero que no ha impedido que Tesla siga aumentando sus ingresos por este concepto. Durante el primer trimestre de 2021, la compañía estadounidense ingresó 518 millones de dólares por créditos regulatorios, un 46 por ciento más que en el mismo trimestre del año anterior.
Sin embargo, no puede negarse que los créditos de CO2 son para las cuentas de Tesla como agua para el sediento. Tesla tuvo un beneficio neto de 721 millones de dólares en 2020, cifra que podría prácticamente convertirse en negativa sin los créditos regulatorios de CO2 que le pagan otros fabricantes. Pero por esa misma regla de tres, podría argumentarse que el beneficio sería también mayor si ahorrasen, por ejemplo, algo entre los más de 1.500 millones de dólares que gastaron (o invirtieron) en investigación y desarrollo.
Tampoco podemos obviar otro dato y es que Tesla tuvo 31.536 millones de ingresos totales en 2020, en donde los créditos regulatorios suponen solamente un 5 por ciento, que se desglosan así:
- Total automoción (incluyendo créditos regulatorios): 27.236 millones de dólares
- Venta de coches: 26.184 millones de dólares
- Leasing de coches: 1.052 millones de dólares
- Almacenamiento y generación de energía: 1.994 millones de dólares
- Servicios y otros conceptos: 2.306 millones de dólares
El problema de los ingresos por créditos es que, a pesar de que son una parte más del negocio a día de hoy, que incluso sigue creciendo como hemos visto antes, en los próximos años podrían empezar a menguar a medida que el resto de fabricantes aumenten su cuota de coches eléctricos y no necesiten comprar dichos créditos.
De hecho, aunque en 2020 se vendieron más coches eléctricos e híbridos enchufables que nunca antes, Tesla vio aumentar sus ventas de créditos un 166 por ciento respecto al año anterior: 1.580 millones de dólares en 2020 frente a los 594 millones de 2019. Esto dibuja un horizonte, de al menos varios años de duración, en el que Tesla podrá seguir generando ingresos por este concepto.
Con todo, no podemos olvidar que la compañía sigue en expansión. En los próximos dos años habrá una nueva gigafactoría en Berlín (Alemania), encargada de fabricar el Tesla Model Y para Europa, y otra en Texas (Estados Unidos) donde se fabricará el camión eléctrico Tesla Semi y la pick-up Cybertruck. Amén de las sucesivas ampliaciones en las fábricas mencionadas para acoger nuevos modelos, la producción propia de baterías y la llegada de un Tesla compacto más asequible. Lo cual, si todo marcha bien, debería ir acompañado de un aumento en los ingresos y de la rentabilidad de la compañía.