Estamos acostumbrados a ver pequeñas hormigoneras eléctricas en las obras, una herramienta imprescindible para cualquier albañil, pero no tanto a ver camiones completamente eléctricos transportando el hormigón. Esto último está a punto de empezar a cambiar, pues Liebherr acaba de presentar su primer camión-hormigonera completamente eléctrico.
Para quien no conozca a Liebherr, sirva decir a modo de breve presentación que es un fabricante de maquinaria de construcción, minería y grúas (entre muchas más cosas) de origen alemán, aunque actualmente tiene su sede en Suiza. Una compañía que ahora, englobado en sus productos de construcción, ha presentado un camión-hormigonera completamente eléctrico desarrollado junto a Designwerk y ZF.
Estos nuevos camiones tienen la denominación Liebherr ETM 1005 y ETM 1205, que hacen referencia a la capacidad de sus tambores: diez y doce metros cúbicos, respectivamente, y a los cinco ejes del camión. El tambor mezclador eléctrico, desarrollado por Liebherr y ZF, se alimenta de la batería principal (la misma que suministra energía al motor principal del camión) y elimina la necesidad de un sistema hidráulico.
El propulsor eléctrico del camión ha sido desarrollado por Designwerk, que toma como base un Volvo FM. El motor eléctrico que impulsa al camión tiene 680 CV de potencia y, según el fabricante, es más que suficiente para mover el peso del camión completamente cargado de hormigón. La capacidad de la batería no ha sido anunciada; no obstante, pueden servirnos de referencia camiones similares de Designwerk como el Futuricum Collect 26E, que monta dos baterías con 170 kWh de capacidad.
Está previsto que este nuevo camión comience a trabajar en Suiza en otoño de este año, y las empresas de construcción Holchim y KIBAG serán las primeras en probarlo. Según Liebherr, el camión es ideal para Suiza, donde se permite la circulación de camiones rígidos de 40 toneladas con cinco ejes.
Además, la compañía apunta que los camiones hormigonera son especialmente adecuados para su electrificación, ya que las distancias entre la planta de hormigón y la obra son relativamente cortas en comparación con el transporte de mercancías, y las continuas idas y venidas a la base permiten poder cargarlos allí mismo.