El software de los nuevos coches eléctricos del Grupo Volkswagen venía trayendo de cabeza a Herbert Diess desde los problemas que ya causó en su día en el Volkswagen ID.3. La unidad encargada de su desarrollo, Cariad, responsabilidad directa del ex CEO del Grupo, no ha sido capaz de solucionar los problemas y ha obligado a retrasar la llegado de nuevos modelos de Porsche, Audi y Bentley. Esta situación, insostenible para los propietarios del grupo alemán, ha sido la responsable de la salida de Herbert Diess de su puesto, una demostración clara del cambio que está sufriendo la industria del automóvil.
En su reunión del pasado viernes, el consejo de vigilancia del grupo Volkswagen nombraba a Oliver Blume, actual presidente de Porsche, como nuevo presidente del consorcio alemán en sustitución de Herbert Diess. El presidente del consejo de vigilancia, Hans Dieter Pötsch, agradeció a Diess el trabajo realizado al frente del grupo y de la marca Volkswagen a la hora de avanzar en la transformación de la compañía, pero no aludió específicamente las causas de esta destitución.
La salida de Diess como director ejecutivo se debe a los sucesivos y graves retrasos en el desarrollo del software que gestionará todos sus coches eléctricos, que ha retrasado el lanzamiento programado de nuevos modelos de Porsche, Audi y Bentley. Un situación insostenible considerando los precedentes de un software cuyos primeros errores pospuso el lanzamiento inicial de los primeros coches eléctricos de la familia ID y que además todavía están sufriendo algunos de sus clientes que tienen que llevar sus vehículos a los concesionarios para recibir actualizaciones por los problemas para realizar estas mediante OTA (over the air).
Diess, responsable directo de Cariad, la unidad que desarrolla el software, tampoco supo hacer aliados en el Grupo y se aisló cada vez más bajo un estilo de liderazgo duro y exigente. Su esfuerzo por transformar la compañía en el líder de vehículos eléctricos le enfrentó repetidamente con los líderes sindicales, al advertir que Volkswagen estaba muy por detrás de Tesla en muchos aspectos, como la productividad y la eficiencia de sus centros de producción por lo que necesitaba eliminar miles de puestos de trabajo. Finalmente, los errores en el software han ido erosionando los apoyos de Diess por parte de la poderosa familia Porsche y Piech, responsables de tomar las decisiones más importantes.
En diciembre, Volkswagen revisó su consejo de administración, despojando a Diess de algunas responsabilidades y asignándole una tarea fundamental: cambiar Cariad. Si bien muchos de los errores se han ido solucionando desde entonces, Diess no logró que los problemas desaparecieran por completo. Más bien al contrario.
Cariad ha retrasado el lanzamiento de nuevos modelos importantes para el grupo, entre ellos el Porsche Macan eléctrico, un vehículo deportivo de alto volumen de ventas teniendo en cuenta los planes de la marca de lanzar una oferta pública para salir a bolsa en el cuarto trimestre de este año. La nueva línea de vehículos eléctricos Artemis de Audi se ha retrasado alrededor de dos años y no verá la luz hasta 2027. Y es posible que Bentley, la firma de lujo de Volkswagen, no pueda volverse completamente eléctrica a fines de esta década tal y como estaba planeado, debido también a los problemas de software, según ha informado Automobilwoche a principios de este mes. "Tomar el control de Cariad parece haber sido la ruina de Diess", dijo Matthias Schmidt, un analista alemán e independiente de la industria del automóvil.
Las soluciones de Volkswagen a los desafíos que le está presentando la nueva industria del automóvil reflejan su condición de gigante industrial: es capaz de invertir mucho dinero y mucha mano de obra para solucionar muchos problemas. Pero para modernizar la empresa para la era digital requiere atraer talento y desarrollar habilidades que están fuera de sus áreas tradicionales de experiencia. Los conductores exigen cada vez interfaces de usuario más usables, rápidas e intuitivas y servicios conectados eficientes y fiables que podrían crear nuevas fuentes de ingresos, si se hacen correctamente.
"El software es la clave del futuro", tuiteó Elon Musk, CEO de Tesla cuando uno de sus seguidores le preguntó sobre la salida de Herbert Diess de Volkswagen. Ambos directivos siempre han mostrado su admiración mutua y su amistad más allá de la competencia entre sus respectivas compañías.
A Diess no le faltaba ambición. Su último plan de inversión requería 89.000 millones de euros en software y en vehículos eléctricos los próximos cinco años. El año pasado, Volkswagen anunció que, eventualmente, generaría 10.000 puestos de trabajo solo dentro de su operación de desarrollo de software, lo que la convertiría en una de las compañías más grandes de Europa en este espacio. Hace solo tres semanas, proponía importantes inversiones en China para emplear a varios miles de ingenieros de software en el mercado del automóvil más grande del mundo.
También tenía claro lo que estaba en juego. Diess comparaba la nueva industria del automóvil con la telefonía móvil, refiriéndose a la falta de respuesta de Nokia cuando surgió el iPhone de Apple. Para él, la conducción autónoma, basada en software y comunicación, provocaría una transformación todavía más importante que la electrificación de los sistemas de propulsión.
Volkswagen ahora recurre al CEO de Porsche, Oliver Blume, confiando en que sea más un jugador en equipo y un astuto navegante dentro de las diversas facciones del grupo. A diferencia de Diess, Blume no tiene una gran presencia en LinkedIn o Twitter, pero ha demostrado que puede reconocer las tendencias de la industria. El ex aprendiz de Audi que dirige Porsche desde 2015 defendió el desarrollo del Taycan, el primer modelo totalmente eléctrico de la marca, que ahora vende más que el 911.
Sacar a Volkswagen de su atolladero no será fácil. Schmidt dijo que Blume necesita generar un cambio cultural más profundo en Cariad para que las cosas funcionen. En opinión del analista "deberían haber buscado a las mejores personas de Silicon Valley porque no se puede liderar en software con personas de la propia industria del automóvil".
Blume, cuyo nombramiento tomará efecto el próximo 1 de septiembre, combinará su nueva responsabilidad al frente del grupo con sede en Wolfsburg con la presidencia de Porsche, que está estudiando una posible salida a bolsa.