El último informe de Bloomberg New Energy Finance (BNEF) sobre la evolución de la infraestructura de recarga en todo el mundo asegura que su expansión es más lenta que la de las ventas de coches eléctricos. La proporción entre vehículos y cargadores ha ido aumentando en los últimos años de manera que no hay suficientes estaciones de recarga para respaldar este crecimiento. Sin embargo, esta conclusión ha de ser analizada con mayor detalle en función de la región geográfica y de la tipología de los puntos de recarga.
Según el estudio realizado por BNEF, a nivel mundial, la proporción vehículos eléctricos-puntos de carga aumentó de 7,4 a finales de 2020 a 9,2 a finales de 2021. Unas cifras que no son sorprendentes dado que en 2021 se ha producido un salto cuantitativo en el mercado de los vehículos eléctricos, con un volumen global de ventas de 6,6 millones de unidades. Mientras, el crecimiento de la implantación de la infraestructura de recarga ha mantenido sus promedios históricos.
No todos los puntos de recarga son iguales
Es indiscutible la necesidad de implantar una infraestructura de recarga rápida y pública que pueda atender la demanda de la nueva generación de coches eléctricos con baterías de gran capacidad. Los puntos de recarga vinculados, situados en las viviendas y oficinas, y los de oportunidad, en lugares de ocio, forman parte de una red que debe apoyarse en una red rápida que sirva tanto a los viajes largos por carretera como a aquellos que no puedan disponer de un punto de recarga propio. Hay una diferencia importante entre los tipos de puntos de carga y como se reparten estos a nivel mundial. Por eso, es necesario aclarar los matices basados en datos globales para matizar conclusiones de BNEF.
Si se examinan los resultados a nivel de país, las diferencias que aparecen son muy importantes. En China, por ejemplo, a pesar de haber alcanzado ventas récord de vehículos eléctricos el año pasado, la implantación de puntos de carga públicos fue capaz de mantener el ritmo, y la relación entre vehículos eléctricos y cargadores se ha mantenido relativamente constante desde 2018. Este es el resultado del impulso del gobierno chino para expandir su red de recarga. El país asiático cuenta en su territorio con más de la mitad de los puntos de recarga pública del mundo.
Sin embargo, en mercados como el de Estados Unidos, la cantidad de vehículos eléctricos por cada cargador ha aumentado constantemente durante el último año. La misma situación, más pronunciada, se repite en Europa, donde las ventas han crecido desde 2019. Así, por ejemplo, en Alemania esta proporción paso de 8 vehículos por cargador en 2020 a 20 en 2021.
Otro matiz importante a introducir aquí es que un país como China necesitará más cargadores públicos que Estados Unidos o Alemania puesto que la proporción de personas que vive en apartamentos, sin posibilidad de instalar un punto vinculado, es mayor. Para esta población, que depende de cargadores públicos, la opción pasa por poder acudir a un punto de recarga público cada cierto tiempo de la misma forma que se ha hecho siempre con las gasolineras.
Si se estudian los datos separando las tipologías de puntos, y se tienen en cuenta tan solo los cargadores rápidos y ultrarrápidos, el escenario en las respectivas regiones geográficas se repite. En China, hay 16 vehículos eléctricos por cada cargador ultrarrápido. En los EE.UU, esa cifra es de más de 100. En los Países Bajos, que es el país europeo con mejor relación entre vehículos y cargadores, la mayoría de estos son lentos.
Además, el número de cargadores ultrarrápidos capaces de alcanzar potencias de 350 kW, es decir recuperar en tan solo unos minutos más de 100 kilómetros de autonomía está creciendo
Al analizar los datos, existe la tentación de recurrir a nociones generales ampliamente aceptadas sobre la necesidad de más infraestructura de carga. Esta afirmación es cierta, especialmente con el crecimiento previsto de la flota de vehículos eléctricos en los próximos años, aunque es importante observar la proporción de los vehículos eléctricos por cargador en las carreteras.
La red de recarga pública, con inversión privada: rentabilidad
Se necesita más inversión privada en infraestructura de carga. Por otro lado, se requerirá que crezca la tasa de uso para lograr su rentabilidad. Muchas estaciones están infrautilizadas. Según BNEF, la mayoría de los cargadores rápidos necesitan entre 8 y 10 eventos de carga por día para generar un rendimiento económico asumible por el inversor. El número exacto depende en gran medida de los precios, las velocidades de carga, los costes fijos de la ubicación, la estructura de tarifas, el apoyo del gobierno y otras circunstancias coyunturales.
Por lo tanto, es necesario alcanzar un punto de equilibrio: los operadores de carga rápida requieren más sesiones de carga por día. Pero por otro lado, demasiadas sesiones podrían traducirse en tiempos de espera más largos para los conductores que se encuentran el punto de carga ocupado, lo que empeora su experiencia de uso.
Aquí, una vez más, el ejemplo de Tesla sobresale sobre todas las demás redes de recarga. Las estaciones de Supercargadores tienen un promedio de 10 puntos de recarga, mientras que las redes de la competencia tan solo alcanzan los cuatro puntos.
El escalado de la red de recarga
La realidad en un futuro es que es muy posible que los datos actuales sean escalables a nivel mundial. A largo plazo, BNEF espera que la proporción vehículos y cargadores rápidos y públicos se estabilice entre 30 y 40. En este punto es donde se encuentra ya Noruega, que tiene el mercado de vehículos eléctricos más maduro del mundo.
Algunos mercados estarán en cifras superiores y otros en cifras inferiores, dependiendo de varios factores. Entre ellos, el tipo de residencia en cada área (casas unifamilares, bloques de viviendas con garaje o centros urbanos sin ellos), la potencia de la red eléctrica, la velocidad de carga que se puede llegar a alcanzar y las decisiones políticas de los gobiernos.
En definitiva, según BNEF lo más probable es que cada país termine con una combinación diferente de carga doméstica, en el trabajo, pública y con distribuciones de velocidad de carga o potencia de carga variables. A nivel mundial, la proporción vehículos eléctricos- puntos de carga rápida en carretera seguirá aumentando en los próximos años, lo que no es necesariamente algo malo, hasta que finalmente pueda estabilizarse.