Hasta ahora, prácticamente la totalidad de las propuestas de aviones eléctricos eVTOL, de despegue y aterrizaje vertical, se sitúan en el sector de los servicios de taxis voladores para cubrir recorridos urbanos. Ninguno de ellos se plantea como un vehículo de uso personal como lo hace Next UAS, que presenta un concepto de avión eVTOL de un solo asiento llamado iFly para el que promete que no será necesario disponer de una licencia de piloto para manejarlo.
El diseño de la aeronave responde a la de un octacóptero cuyos rotores se distribuyen en cuatro brazos de carbono en cuyos extremos se sitúan dos rotores que giran de manera coaxial. Lo más destacable del diseño es cómo se colocan estos brazos. Se sitúan debajo y encima de la cabina y se cruzan en el centro en forma de aspa. Esta configuración da lugar a una apariencia en principio extraña al perder todo tipo de simetría.
Next UAS no ha dado ninguna razón técnica que explique técnicamente esta composición. En el fondo se trata de una configuración bastante básica para una aeronave de este tipo con la redundancia de funcionamiento necesaria para garantizar la seguridad en vuelo. El tamaño de la cabina, con un solo asiento, no deja mucho espacio para situar en ella baterías de gran capacidad, por lo que no es de esperar una gran autonomía para el iFly. Pero el diseño presentado es por ahora un prototipo cuya intención es poner sobre la mesa la posibilidad de la aviación eVTOL a nivel particular.
La configuración de los brazos en los que se sitúan los ocho rotores elimina las simetrías en el diseño del iFly.
La gran mayoría de las propuestas serias en el sector de los eVTOL buscan posicionarse en el mercado de los servicios de taxi para recorridos de corta y media distancia dentro de una misma ciudad o entre ciudades aledañas. Lo hacen porque necesitan presentar un escenario comercial sólido funcionalmente y viable económicamente que atraiga a los inversores y a los futuros clientes. Lograr que una aeronave de este tipo logre la certificación por parte de las agencias reguladoras es una tarea ardua y muy costosa que puede llegar a costar hasta mil millones de dólares. Una inversión que es necesario recuperar y que solo es posible si detrás de la propuesta hay un mercado de clientes sólido y duradero.
Por esta razón, su uso como vehículo personal queda muy alejado de la realidad. No solo por el coste de la aeronave, y la necesidad de una licencia para pilotarlo, sino porque se necesitarían una serie de infraestructuras aéreas como un hangar para guardarlo en la vivienda particular y una espacio seguro para poder lanzarlo. Sin contar con que debería contar con instalaciones similares en su lugar de destino.
iFly de NExt UAS
El iFly quiere llegar para resolver todos estos inconvenientes. El espacio que precisa para su almacenamiento puede no ser un problema ya que sus dimensiones no van más allá de los dos metros de alto que aparentemente puede medir y con la posibilidad de plegar los brazos para reducir la huella en planta. Si además la compañía decide instalar unas ruedas en la parte baja podría ser posible guardarlo en un garaje, recargar su batería allí mismo y poder trasladarlo al exterior para inicial el vuelo.
Por otro lado Next UAS no tiene planes para certificar el iFly, lo que debería reducir el coste de cada una de las unidades. A cambio plantea registrar el aparato como un ultraligero motorizado según las condiciones de la Autoridad Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA). Esto significaría que no precisaría tampoco una licencia de piloto para manejarlo.
Sin embargo, esta categoría no le permitirá podrá volar sobre áreas pobladas y le exigirá pesar menos de 115 kilogramos (254 libras) y alcanzar una velocidad que no sobrepase los 102 km/h (64 mph). Eso significa una limitación importante para el peso de sus baterías, y por lo tanto para su capacidad, lo que se traduce en una autonomía bastante limitada. Las reglas actuales de la FAA tratan las baterías como parte de la estructura del avión en lugar considerarlas un peso adicional como lo hacen con el combustible líquido.
La cabina de un solo asiento y de pequeño tamaño no deja mucho espacio para las baterías que alimentan a los rotores.
En consecuencia, el resultado podría ser un avión para una sola persona, limitado a unos pocos kilómetros y para volar en zonas no pobladas. Unas circunstancias que, probablemente, se ajustan a una muy pequeña cantidad de clientes. Si se certificase en otras categorías como lo hacen otros aviones privados sería necesaria la licencia de piloto y eso tampoco haría crecer su clientela, puesto que pocos elegirían un aparato con tantas limitaciones. El buen resultado de este proyecto dependerá finalmente del precio que ponga Next UAS a cada una de las unidades y de la campaña comercial que se ponga en marcha para atraer a los clientes.
Actualmente, la compañía está buscando inversores para hacer realidad este proyecto y poder construir un primer prototipo a escala 1/3, con el que iniciar las pruebas reales.