La pandemia ha propiciado que los fabricantes de bicicletas se encuentren en una situación de cuello de botella en cuando a demanda y producción, resultando en un limitado stock en tiendas. Las bicicletas eléctricas han experimentado el mismo boom, y a buen seguro habrá multitud de usuarios que no quieran cometer un error en la compra de su bicicleta eléctrica propiciado por situaciones de stock limitado, pues aún son elementos que habitualmente conllevan un desembolso alto.
Por ello hemos elaborado una lista en la que analizamos los principales puntos a tener en cuenta para aquellos que no saben qué bicicleta eléctrica se adapta más a sus necesidades, ordenados de mayor a menor importancia.
Y es que las bicicletas eléctricas aún en estos compases son objetos que difícilmente hacen justificable el desembolso que requieren. Es por ello que la bicicleta eléctrica más vendida de Amazon se ha tornado un objeto tan popular, ya que aúna en una misma bicicleta un esquema eléctrico junto a la geometría de doble suspensión de una bicicleta eléctrica de montaña por menos de 1.500 euros.
1. Suministrador del sistema eléctrico
Comprar una bicicleta eléctrica que disponga de un sistema eléctrico suministrado por un fabricante reconocido siempre es una garantía. Hablamos de habituales en nuestra portada como Shimano, Bosch, Fazua o incluso Bafang. Aunque en ocasiones los fabricantes de bicicletas desarrollan sus propios motores y sistemas eléctricos, como Giant o Yamaha.
Si el distribuidor se niega a comunicar el fabricante del sistema eléctrico o desconoce el origen del mismo debemos desconfiar. El esquema eléctrico está compuesto por dos elementos que se antojan los principales protagonistas de la bicicleta y es el elemento que más encarece el producto y necesitamos de garantías. Hablamos del motor eléctrico y la batería del que este se alimenta.
2. Potencia y tipo de motor eléctrico
Es importante que antes de comprar una bicicleta eléctrica comprobemos que la potencia máxima de su motor no supera los 250 W que exige la normativa europea para, a efectos legales, poder ser considerada una bicicleta de pedaleo asistido. Además, no podrá superar los 25 kilómetros por hora asistiendo eléctricamente al ciclista.
Motor eléctrico Shimano STEPS EP8.
De no cumplir estos dos aspectos, la ley determina que no se trata de una bicicleta eléctrica sino de un ciclomotor, por lo que deberá ser homologada y matriculada para poder circular de manera legal.
Si el uso que un usuario tiene pensado para su bicicleta eléctrica es un uso exigente, como pudiera ser el de una e-mtb o bicicleta eléctrica de carretera prestacional, lo más apropiado que que opte por una que tenga su motor eléctrico ubicado en el eje del pedalier pues son los más resistentes y fiables.
Por contra, en bicicletas eléctricas de paseo o de tipo commuter es más habitual ver propuestas con un motor tipo wheel-hub, ubicado en el buje de la rueda trasera. Una solución común para ahorrar costes pero igualmente válida si es para usos puntuales o poco exigentes.
3. Tipo y tamaño de la batería
Un aspecto importante relativo a la batería, e incluso determinante, es si es extraíble o no, pues facilitará la tarea de cargar la batería a todos aquellos que la guarden en un trastero, plaza de aparcamiento o garaje particular. Extrayéndola podremos llevárnosla a casa para cargarla independientemente de donde se encuentre la bicicleta.
Batería extraíble de Canyon.
El tamaño de la batería determinará la distancia total que durará asistiendo al pedaleo del ciclista. Existen bicicletas que se acercan a los 1000 Wh de capacidad, y que gracias a ello claman distancias de pedaleo asistido de casi 200 kilómetros o superiores con una carga, pero no todos los usuarios necesitarán de tal cifra de asistencia eléctrica.
Es por ello que dependiendo del uso que cada usuario quiera dar a su bicicleta eléctrica debería depender su capacidad, lo que está relacionado directamente con el siguiente punto.
4. Tipo de bicicleta eléctrica
Este es un punto que afecta tanto a aquellos que valoren una bicicleta eléctrica como una de pedaleo convencional. Podemos distinguir principalmente entre cuatro tipos de bicicletas eléctricas en función del uso que sus usuarios quieran imprimirle.
Los que más claro van a tener este aspecto son los que se plantean un uso puramente lúdico, y más aún aquellos que busquen hacer descensos de montaña o rutas off-road, pues las e-mtb (mountain bike eléctricas) serán las más apropiadas para ellos, y dependiendo de su presupuesto podrán acceder a bicicletas que luzcan una geomatría rígida o full-suspension.
BIcicleta eléctrica de off-road de Scott.
Dado que este tipo de bicicletas están expuestas a un uso más agresivo y exigente, serán las que mayor tamaño de batería deberían tener. La última de este tipo que pasó por nuestra portada fue la Scott Ramson e-Ride, con 625 Wh de batería.
Aquellos que quieran hacer ciclismo de carretera como deporte encontrarán en las bicicletas eléctricas de carretera como la Giant Road E+1. Estas serán las que menos capacidad de batería deberían tener, pues añade peso al conjunto y por concepción son ligeras. Además, el tipo de ciclistas que opta a estas bicicletas eléctricas de carretera sólo busca el apoyo del motor eléctrico en momentos puntuales y de manera muy leve, por lo que no necesita de una gran capacidad. Con una batería de apenas 240 Wh para este tipo de bicicletas será suficiente.
Las bicicletas de gravel o trekking serán las más apropiadas para aquellos que buscan hacer largas rutas a lomos de la bicicleta, mayormente por carretera, pero a los que le gusta hacer puntualmente caminos fuera de asfalto. Las primeras están pensadas para hacerlo a una velocidad relativamente alta mientras que las segundas serán más apropiadas para aquellos que buscan hacer rutas más tranquilas o cicloturismo. Dado que son bicicletas que están diseñadas para largas rutas sí es apropiado que dispongan de batería de un tamaño relativamente holgado. Por ejemplo una de las últimas de gravel que pasó por nuestra portada fue la Pivot e-Vault.
Bicicleta eléctrica de Gravel de Husqvarna.
Por último quedan las bicicletas eléctricas urbanas, entre las que encontramos las de paseo, de fitness y las commuter. Una bicicleta eléctrica de paseo no necesita de una gran despliegue de componentes ni de una batería de gran tamaño, pues gran parte de su vida serán sometidas a un uso tranquilo, por lo que prácticamente cualquier propuesta de un fabricante que ofrezca garantías mínimas debería ser válida.
No es así en las commuter o fitness, ambas gozan de un concepto cercano pero sus usuarios finales gozan de un perfil muy distinto. Mientras que las commuter están pensadas para hacer trayectos diarios de manera rápida al trabajo o lugar de estudio, las segundas están pensadas para aquellos que buscan hacer ejercicio con la bicicleta sin llegar a ser tan extremas como las bicicletas eléctricas de carretera puras.
Un ejemplo de bicicleta de fitness que ha pasado antes por nuestra portada fue la Canyon Roadlite:ON, mientras que una commuter recomendable puede ser la Specialized Turbo Vado SL 4.0.