Las bicicletas convencionales pueden tener una "segunda vida" como bicicletas eléctricas gracias a la aparición en el mercado de una gran cantidad de kits de conversión que hace esta operación cada vez más sencilla. Una solución que no requiere invertir mucho dinero y que además permite aprovechar un vehículo del que no hay porqué deshacerse. De los muchos sistemas que existen, el de PikaBoost destaca sobre todo por su sencillez de instalación, por su portabilidad, su compatibilidad y por su precio. Su sistema de asistencia se basa en el rozamiento sobre la rueda trasera, lo que facilita la operación de conversión.
Los creadores de PikaBoost han pensado sobre todo en la comodidad y en la facilidad de empleo de este kit de conversión. Por eso, se han basado en el sistema que ya emplean otros equipos semejantes, como el de Rubbee X, incluyendo al igual que este, un sistema de asistencia completo con motor y batería basado en el rozamiento, con frenada regenerativa y una luz trasera roja con sensor de frenado.
La sencillez es la cara de presentación de este tipo de kit. No necesitan herramientas para su instalación, no hay que sustituir ningún elemento de la bicicleta, no hay cables que instalar, ni tornillos que apretar. La instalación se realiza de manera manual gracias a que el kit incluye un sistema de sujeción con un cierre rápido que se aprieta mediante una rueda lateral y que lleva apenas unos segundos dejar ajustado para funcionar.
Este sistema se aprieta sobre la tija del sillín, dejando caer el cuerpo del equipo sobre la rueda trasera. Sobre ella apoya una pequeña rueda rozadora que es la que se encarga de transmitir la asistencia del motor eléctrico a la bicicleta. Por lo tanto, cualquier bicicleta con una configuración normal es compatible con PikaBoost. Sin embargo hay que tener en cuenta que elimina la posibilidad de poner un portaequipajes o guardabarros en la parte trasera.
La configuración del kit se realiza mediante una aplicación que se comunica mediante Bluetooth al teléfono móvil. Este se activa al acercarnos a él y se bloquea cuando se pierde la conexión, de manera que si se queda sobre la bicicleta también funciona como un sistema de seguridad, aunque lo más aconsejable es retirarlo de esta cuando se estacione, ya que es un sistema portable. Su peso total, incluida la batería, es de tan solo tres kilogramos. Un puerto USB incluido permite recargar el teléfono con la batería del kit.
En el interior del equipo se encuentra una batería de 180 Wh de capacidad con celdas cilíndricas 18650 que alimenta un motor de 250 W que hace que gire la rueda rozadora. Según el fabricante la autonomía que puede ofrecer ayudando al pedaleo es de aproximadamente 35 kilómetros y la recarga completa se realiza en tres horas. Los sensores y el software incluidos en el kit cuentan con algoritmos que permiten activar además del bloqueo automático, el sistema de regeneración.
El funcionamiento es completamente automático. El kit se encarga de detectar a través de un sensor inalámbrico cuando se requiere asistencia y el motor hace girar la rueda rozadora o cuando no se pedalea y se pone en marcha el sistema de regeneración. También es capaz de ajustar la salida de potencia del motor en función de la cadencia de la pedalada para permitir una ayuda más natural si excesivos tirones. Detecta el cambio del terreno y detiene el motor cuando se produce una caída o si la rueda trasera está deslizando. Incluye también un sistema de autodiagnóstico y está certificado como IP66, protección total contra el contacto y hermético al polvo con una carcasa que protege el interior de chorros de agua fuertes.
El kit de conversión PikaBoost puede reservarse ya a través de la tienda on-line de Livall. Donde se anuncia a un precio de 300 dólares, lo que al cambio actual es aproximadamente 310 euros. Esta tarifa se mantendrá únicamente durante la campaña de lanzamiento, puesto que posteriormente el precio de venta será de 599 dólares (620 euros).