El complemento perfecto para las bicicletas eléctricas de montaña son los nuevos amortiguadores inteligentes Live Valve Neo que lanza al mercado Fox, posiblemente la marca de más renombre en cuanto a componentes para bicicletas, como suspensiones o tijas telescópicas.
Sin embargo, en cuanto al accionamiento inteligente de las suspensiones, Fox estaba un pasito por detrás de su gran rival, la también firma norteamericana RockShox que introdujo hace tiempo la tecnología Flight Attendant, mediante la cual sus suspensiones se ajustan automáticamente en función de las necesidades, y todo sin ningún tipo de cables.
Porque ese era el ‘pero’ que tenían los anteriores sistemas de Fox: el accionamiento automático de las suspensiones en Fox no es nuevo pero, su anterior sistema Live Valve (data de 2018), recurría a los cables para llevar la información desde los sensores a los principales componentes (horquilla y amortiguador), así como la propia alimentación desde las baterías.
Eso significaba una mayor complejidad a la hora de instalar las suspensiones Live Valve en cualquier bicicleta, además de que estéticamente no era muy agraciado ver tanto cable por las bicicletas.
Amortiguadores Fox Live Valve Neo: automáticos e inalámbricos
Con esta tecnología, los amortiguadores pueden funcionar automáticamente en términos de ajuste en tiempo real, dependiendo del terreno.
Dos sensores inalámbricos (instalados en sendas pinzas de freno) que se comunican entre sí, mandan información al módulo principal (dispuesto en el propio amortiguador), lo que permite que vaya adaptando la amortiguación en cada momento, dependiendo del tipo de conducción que practiquemos y del terreno por el que nos movamos.
Por cierto, la batería va también ubicada en el propio cuerpo del amortiguador, no necesitando cables para la alimentación.
Fox habla de que el sistema efectúa unas 400 lecturas del terreno por segundo. Lo único que tenemos que hacer antes de nada es ajustar inicialmente la compresión y el rebote del amortiguador: luego el sistema hace todo automáticamente.
Así que el sistema, de esta forma, es mucho más rápido que si fuera una actuación manual: el controlador abrirá o reafirmará el circuito de compresión según los datos de terreno que haya recibido en solo 1/70 de segundo.
¿Y, cómo se comporta?
Pues, como decíamos, el amortiguador, tras los ajustes iniciales (se hacen solo una vez, no hay que ajustar cada vez que nos ponemos en marcha) actúa por sí solo. Por ejemplo, cuando nos disponemos a bajar, el amortiguador se libera y permite disponer a la rueda de mayor recorrido. Pero ojo, no tiene por qué ir totalmente liberado si no es necesario un gran poder de absorción.
Si las ruedas pierden el contacto con el suelo (en un salto), el sistema lo sabrá y en ese momento sí que abrirá el amortiguador totalmente para absorber el impacto.
Sin embargo, si lo que hacemos es subir una cuesta, el Live Valve Neo hará que el amortiguador sea firme, maximizando de esa manera la eficiencia del pedaleo.
Con la App Fox Bike manejamos todas las configuraciones y personalizaciones de este sistema Fox Live Valve Neo. De esa manera podemos disponer de actualizaciones automáticas de firmware, tutoriales y varias configuraciones predefinidas.
También es posible seleccionar uno de cinco ajustes preestablecidos diferentes (estándar, firme, suave, abierto y cerrado), y podemos monitorear el estado de la batería, el estado de la conexión y el rendimiento de los ajustes en la aplicación.
¿Lo podemos instalar en cualquier bicicleta?
Este sistema se incorpora en dos de los amortiguadores más carismáticos de la marca del zorro: el Float X (1.390 euros) y el DHX de muelle (1.320 euros).
Sin embargo también se suministra como una actualización de los existentes, gracias a que es inalámbrico (no se requiere ningún tipo de adaptación ‘extra’), por lo que podremos montarlo en uno existente. Ese ‘kit’ cuesta 590 euros e incluye los sensores delanteros y traseros, la batería, el cargador y un cable de carga.
Más información en: Fox Live Valve Neo