Las ventas de bicicletas eléctricas no paran de crecer. Ya sean urbanas, de carretera o MTB, todas ellas necesitan un mantenimiento para alargar su vida y la de sus componentes.
A diferencia de una bici convencional, las eléctricas tienen piezas más delicadas, como la batería, el motor o el display. A continuación os detallamos algunos aspectos a tener en cuenta para lavar tu e-bike.
Limpia tu bici de forma frecuente
Aunque no lo parezca, la suciedad se va acumulando en zonas como las ruedas, la suspensión o los cambios. Cuanto más tiempo pase entre lavados, más residuos se amontonaran y más complicado será retirarlos.
También hay que tener en cuenta que una mountain bike tiende a ensuciarse más, con arena o salpicaduras de barro. Evidentemente el tipo de terreno sobre el que rodemos condicionará la reiteración en el lavado.
El conjunto de motor y batería son especialmente delicados.
No utilices agua a presión
El agua a presión no es un buen aliado de los rodamientos y cambios, así como de los componentes electrificados. Es mucho más recomendable usar una manguera con una compresión baja junto a una esponja y algunos trapos. Eso sí, debes tener en cuenta que seguramente van a cambiar completamente su color para siempre.
En caso de tener una zona más áspera que otra,se debe usar siempre la más suave para evitar rallar o marcar el cuadro de la bicicleta.
No quites las baterías
Estos componentes electrónicos son resistentes al agua. De sacarlos, dejaríamos expuestos los conectores y se podrían dañar. De todas formas, una vez hayamos “duchado” nuestra bicicleta eléctrica, podemos extraerlos para hacer una limpieza más profunda de estas zonas, siempre con cuidado de no ejercer demasiada presión.
Durante el lavado, únicamente es recomendable extraer la batería para comprobar que no quede agua estancada en estos compartimientos.
Sécala bien
Nuestra bicicleta tiene muchos componentes delicados que se pueden oxidar. Es importante quitar toda la humedad de estos elementos. De ser posible, también quitaremos la batería para asegurarnos que no quede mojada.
Lubrica la transmisión después del lavado
Una vez finalizada la limpieza, es el momento de lubricar la cadena con un producto específico. Existen ceras y aceites específicos para climas secos y húmedos que se pueden encontrar a precios muy asequibles. Engrasar de nuevo la transmisión es fundamental para el buen funcionamiento de los cambios y para alargar la vida de estos componentes. Eso sí, hay que estar atento de no ensuciar los frenos de disco, ya que perderían eficacia y podrían causarnos un accidente.
Los lubricantes no deben aplicarse a los frenos de disco, ya que perderán capacidad de frenado.
Por último, súbete a la bici y haz una pequeña comprobación de que todo funcione bien. Si todo está correcto, ¡ya puedes salir a rodar de nuevo!