Darrvin Electric es un pequeño fabricante de bicicletas eléctricas sudafricano que está causando sensación en el mercado gracias a uno de sus modelos, la Darrvin Connect, del que ha agotado las existencias. ¿Las razones? Una magnífica relación calidad precio para una bicicleta eléctrica rígida, pensada para la ciudad, pero que gracias a unos componentes de alto nivel no tiene problemas para atravesar caminos no pavimentados. Todo ello a un precio que puede considerarse contenido, aunque, por ahora, solo se vende en Sudáfrica y Estados Unidos.
Durante los últimos dos años, los dos propietarios de Darrvin Electric, Gustav Erlank y Gert Stander, han unido sus fuerzas para llevar al mercado sudafricano un catálogo de bicicletas eléctricas con características todoterreno. Stander trabajó durante 12 años para Giant Bicycles como gerente de producto y como gerente de operaciones. Erlank tiene una experiencia ciclista igualmente sólida, ya que dirigió un exitoso negocio internacional de turismo en bicicleta en West Cape.
Con solo dos años de vida, lo que ha hecho especial a esta pequeña empresa es la velocidad con la que está vendiendo sus bicicletas y su expansión a Estados Unidos, donde ha abierto una oficina. Enfocada en la calidad de construcción y en ofrecer servicios especializados y personalizados a sus clientes, no sería de extrañar que en poco tiempo, su mercado se expanda también al continente europeo.
La geometría del cuadro, con una barra superior deformada, permite bajar rápidamente de la bicicleta.
Uno de los motivos de su éxito es la Darrvin Connect, que no es precisamente una bicicleta de montaña. El cuadro de este modelo, incluida la horquilla, emplea una aleación de aluminio liviano con un aspecto que mezcla lo urbano y lo deportivo. Lo más destacable de sus formas es la barra superior dividida en una parte inclinada y otra horizontal. Esta 'deformación' no solo ofrece un aspecto agradable a la vista sino que facilita bajar de la bicicleta rápidamente. En el tubo inclinado inferior se sitúa la batería, que no se integra en él. Por el interior de los tubos se enrutan todos los cableados, para dar un aspecto limpio al conjunto.
Las celdas de la batería, una Darrvin ArrowPack, que ofrece 500 Wh de capacidad, son ensambladas por la propia empresa en una carcasa de aluminio. El motor eléctrico dispuesto en posición central, sobre el buje del pedalier es un Bafang G-Power de 350 W que genera 80 Nm de par. Es capaz de asistir al pedaleo hasta los 32 km/h. La configuración eléctrica está preparada para ser considerada una bicicleta eléctrica de Clase 1 en EE.UU, aunque en el caso europeo debería limitarse la potencia del motor a 250 W y la velocidad de la asistencia a 25 km/h.
El motor eléctrico Bafang G-Power de 350 W se alimenta de una batería Darrvin ArrowPack, que ofrece 500 Wh de capacidad.
El resto de la transmisión se completa a base de componentes de la japonesa Shimano. Una palanca de cambios SLM 310 Rapid Fire con un desviador trasero Altus de ocho velocidades mueve una cadena KMC hasta un cassette Shimano HG de ocho velocidades. Por último, del sistema de frenos de disco hidráulicos se encarga un Tektro HDC M275.
En una bicicleta rígida como esta, la amortiguación corre a cargo únicamente de las ruedas por lo que estas son de vital importancia. En este caso se trata de unos Kenda Kwick Journey con un gran balón, montados sobre unas llantas de doble pared D-Tech Tar Baby de 29 pulgadas.
La Darrvin Connect está agotada actualmente en la web de Darrvin Electric.
En resumen, una bicicleta repleta de componentes de alta calidad, porque no es una bicicleta pensada únicamente para el asfalto. También se defenderá perfectamente en los caminos de grava o arena, un escenario que, al parecer, es bastante habitual en las ciudades de Sudáfrica. Los 28.500 rand sudafricanos que Darrvin pide por cada una de las unidades de la Connect se corresponden aproximadamente con 1.655 euros al cambio, lo que supone un precio muy asequible para lo que ofrece (al que hay que añadir los costes de exportación).