En Holanda hay más bicicletas que ciudadanos. En el país que más aprovecha este tipo de vehículos para sus desplazamientos habituales se les ha ocurrido una idea para sustituir los obsoletos ceniceros situados en las estaciones de tren. Los han convertido en postes de recarga para bicicletas eléctricas. Gracias a ellos, los viajeros que se desplazan en tren, y que emplean la bicicleta eléctrica para los recorridos iniciales y finales de sus desplazamientos, podrán recargar su batería mientras esperan.
Las bicicletas eléctricas se están convirtiendo en un medio de transporte cada vez más común en las ciudades de toda Europa. Si las convencionales ya eran el vehículo más utilizado por los holandeses para sus desplazamientos, sustituyendo al coche particular como medio de transporte principal, las eléctricas han causado sensación allí, y se han convertido en una opción cada vez más apetecible.
La bicicleta eléctrica es una parte fundamental de lo que se conoce como transporte intermodal. Es el vehículo ideal para los desplazamientos iniciales y finales de un recorrido, ya que permite completar sus primeros y los últimos kilómetros y, en el medio, emplear otros medios de transporte en los que la bicicleta puede subirse y bajarse con cierta facilidad. Una costumbre que en Holanda es el pan nuestro de cada día.
El pasado mes de abril, Holanda prohibió fumar en todas las estaciones de tren. Ahora, han encontrado una segunda utilidad para darles una nueva vida a los ceniceros que se encuentran ellas, que se han quedado obsoletos. Los convertirán en postes de carga para bicicletas eléctricas, un propósito que puede considerarse mucho más saludable y limpio que el anterior. Gracias a estas instalaciones aquellos viajeros que suban la bicicleta eléctrica al tren podrán recargar sus baterías mientras esperan en la estación.
Instalación de los nuevos puntos de recarga en las estaciones de tren holandesas.
En una entrevista concedida a la web holandesa Brussels Times, Willem van Ewijk, representante de ProRail, la empresa holandesa encargada del mantenimiento y ampliación de la infraestructura ferroviaria nacional, asegura que con esta medida su intención es que los holandeses "viajen de forma sostenible de puerta en puerta". Con esta conversión de los ceniceros en puntos de recarga aumentará el número de personas que optarán por una bicicleta eléctrica para realizar una parte de sus desplazamientos.
La empresa Lightwell, ubicada en Ámsterdam, se ha encargado de diseñar estos nuevos postes de recarga, de manera que en cada uno de ellos puede recargar dos bicicletas eléctricas de manera simultánea. A diferencia de los cargadores de los coches eléctricos, los de las bicicletas eléctricas tienen una potencia baja, de manera que suelen entre 100 y 250 vatios, aproximadamente el doble de lo que puede ofrecer un cargador portátil.
Independientemente de la anécdota que es que los postes de recarga sustituyan a los ceniceros, el hecho de poder recargar una bicicleta eléctrica en la estación es una gran idea para los usuarios de estos vehículos. Una solución que podría adoptarse en otros países o territorios, sin que sea necesario sustituir ceniceros, y que podría ampliarse al interior de los trenes. Así se aumentaría el tiempo durante el cual se recarga la batería de las bicicletas eléctricas y de otros vehículos de movilidad personal, de manera que la autonomía restante en ella siempre sea suficiente para completar el viaje que resta tras abandonar el tren.