No está claro si las bicicletas eléctricas se incendian con facilidad. Los expertos no están del todo de acuerdo y el debate atrae, como en todos los casos, defensores y detractores de su electrificación. En cualquier caso, sean o no frecuentes, cuando se produce el incendio es prácticamente imposible de extinguir y supone un gran peligro por la liberación de gases tóxicos. Job Gruppe ha querido solucionar este problema con el desarrollo del E-Bulb, un pequeño extintor especialmente desarrollado para vehículos eléctricos.
Estudios recientes han demostrado que durante la recarga en un enchufe o en una estación, o durante la descarga, las intensidades de corriente excesivas pueden provocar serios problemas de calor, cuya consecuencia en el incendio incontrolable de la batería. Es lo que se conoce como fuga térmica. Un efecto que se inicia en una celda y que se extiende al resto de la batería de manera incontrolable. Evitarlo, en cualquier vehículo eléctrico, es un gran desafío para los fabricantes. Y lo es en especial en las bicicletas ya que a menudo se estacionan en interiores y pueden llegar a causar muchos daños.
El E-Bulb tiene tan solo unos pocos milímetros de largo y está fabricado a base de vidrio delgado, con un espesor similar al de una oblea. Se trata del extintor de incendios más pequeño del mundo que tiene una de sus aplicaciones más importantes en las bicicletas eléctricas. La ampolla funciona de manera similar a un fusible térmico hecho de plástico ignífugo.
Si la temperatura en este actuador sube por encima de los 165 °C, estallará activando un mecanismo que abre el circuito. La ampolla inyecta en la batería un líquido marrón que extingue los arcos eléctricos actuando de manera preventiva. Así se mitiga en gran medida el riesgo de cortocircuitos. "Antes de que suceda algo peor y la brigada de bomberos tenga que acudir, si todo va bien, el pequeño tubo de vidrio, habrá evitado el incendio de la batería", explicó Rüdiger Klug, jefe de desarrollo de Job.
La ampolla debe romperse exactamente en el límite de 165 °C para activar el interruptor de seguridad. A esta temperatura, las baterías comienzan a descomponerse y los gases se escapan. Si no hay un interruptor térmico se produce el incendio, como es el caso de la generación actual de baterías para bicicletas eléctricas. Una vez que la batería está en llamas, apagarlas es prácticamente imposible. Cuando ocurre esto, se liberan más gases tóxicos que cuando se incendia un vehículo diésel o gasolina, y la temperatura puede subir por encima de los 1.000 °C.
Hasta ahora, el E-Bulb se ha utilizado principalmente en sistemas de rociadores de garajes subterráneos, naves industriales y también en aplicaciones de la industria marítima. Actualmente, se está probando para su empleo en automóviles. Si todo va según lo previsto, esta minúscula ampolla podría formar parte del equipamiento de serie de los coches eléctricos a partir de 2024.