Comprarse un coche (eléctrico o de cualquier otro tipo) es algo para lo que la gente debe hacer un gran esfuerzo financiero. Además, no sólo hay que tener presente el propio coste de compra, sino también el mantenimiento, la posibilidad de un garaje y multitud de apartados adicionales. Sin embargo, existe otro tipo de vehículo que cuenta con unos precios de partida mucho más accesibles y unos menores quebraderos de cabeza.
Hablamos de las bicicletas y motocicletas eléctricas. Este tipo de vehículo se ha expandido rápidamente por todos los rincones del globo porque se presentan como una alternativa idónea para moverse por la ciudad por un coste infinitamente menor a lo que supone un coche. Y el último dato positivo que acabamos de conocer es que, además, su gran acogida ha supuesto la reducción de las emisiones de carbono en todo el planeta.
Más bicis y motos eléctricas
Según un estudio publicado por The Conversation, el uso de las bicicletas eléctricas se ha extendido significativamente por todo el mundo. Aseguran que en 2022 circulaban alrededor de 20 millones de coches eléctricos y 1,3 millones de autobuses, furgonetas de reparto y camiones eléctricos, mientras que los vehículos de pequeño tamaño (bicicletas, scooters o motocicletas) alcanzaban más de 280 millones.
Esto se debe a que se presentan, especialmente las bicicletas eléctricas, como la solución de movilidad más cómoda, fácil de usar y asequible de todo el mercado. La adopción extendida de estos vehículos pequeños ha desplazado el uso del coche térmico particular, lo que ha reducido la demanda de petróleo en todo el mundo en, nada más y nada menos, que un millón de barriles al día, lo que equivale a un 1% de la demanda mundial. Comparativamente, es cuatro veces más que lo que han conseguido los coches eléctricos.
En el citado artículo también se hace público un estudio publicado por el UCL Energy Institute, en el que se hace hincapié en que la micromovilidad es la respuesta real para la disminución en las emisiones de carbono de todo el planeta. Los investigadores han llegado a la conclusión de que si los viajes en bicicletas eléctricas constituyeran sólo el 11% de los desplazamientos de todo el planeta, las emisiones relacionadas con el transporte se reducirían en un 7%.
Como referencia, en Estados Unidos el 60% de los desplazamientos realizados en coches son de media inferiores a 10 kilómetros. Una distancia que puede solventarse holgadamente con el uso de bicicletas eléctricas o de cualquier otro tipo de vehículo eléctrico personal, una decisión que supondría un destacado descenso en las emisiones de carbono en las grandes urbes.
No obstante, desde el estudio también son conscientes de que estos ejemplos no son más que meros números, ya que el uso de la bicicleta eléctrica no es posible para cierto tipo de personas debido a que su vivienda no está bien comunicada con el centro urbano o por los posibles problemas de movilidad de la propia persona.