La categoría Trekking, a la que pertenece la Orbea Kemen 10, está preparada para enfrentarse a cualquier tipo de utilización. Pero también es cierto que es una categoría incomprendida en nuestro país: si echamos un vistazo a sus ventas o si directamente (como es nuestro caso) hablamos con los responsables de las marcas, veremos que su aceptación es muy discreta en comparación con otras categorías.
Por una lado, los amantes del ciclismo de montaña desean tener una mtb en toda regla, hagan un uso muy montañero o no; con los que ‘tiran’ al asfalto es más complicado ya que las bicicletas son muy diferentes a las trekking, por lo que la elección la tienen clara. Y los ciclistas urbanos no ven necesaria una inversión como la que hace falta para hacerse con una bicicleta eléctrica Trekking para moverse por las ciudades… Y, evidentemente, tener un ‘parque móvil’ con una bicicleta de cada categoría está al alcance de muy pocos, por lo que este tipo de monturas suele quedarse fuera de la ecuación.
Y es una pena porque una bicicleta como la Kemen es una opción fantástica para los usuarios que necesitan un vehículo para los desplazamientos urbanos (e interurbanos….¡o por el medio rural!) y también para el ocio ya que si queremos hacer salidas por el campo, por ejemplo, este tipo de monturas posee unas prestaciones más que suficientes para una inmensa mayoría. Pero no vamos a adelantar acontecimientos y pasemos a hablar más en detalle de la Orbea Kemen 10
Un cuadro de aluminio que no lo parece
La Orbea Kemen 10 es la versión más asfáltica de la Kemen ya que existe un modelo denominado SUV que ahonda un poco más en una utilización ‘offroad’. Pero centrándonos en nuestra protagonista, Orbea ha optado por incluir un cuadro en aluminio con unos grandes acabados, puliendo las soldaduras lo que, por un lado, lo asemeja a uno de fibra de carbono y, por otro, imprime mucha elegancia al conjunto. Existe una versión del cuadro denominada Mid, con una barra superior más baja que facilita las labores de subir y bajar de la bicicleta.
Las formas son muy estilizadas, disimulando muy bien su concepción de eBike: hubo curiosos (cuando hicimos la sesión de fotos) que dudaban de que fuera una bicicleta eléctrica. Parte de culpa la tiene la batería que ocupa poco lugar y dibuja un tubo diagonal muy delgado.
La geometría del cuadro deja una bicicleta bastante grande, ya que se ha buscado un buen comportamiento en el campo, por lo que la distancia entre ejes de nuestra unidad (talla M) es de 1.142 mm y la dirección se ha llevado a los 67º, auténticas cotas de una bicicleta de montaña. Si a ello le sumamos una horquilla delantera que tiene 100 mm de recorrido, el comportamiento en el campo puede equipararse al de toda una eMtb.
Y no necesariamente, todo lo que es bueno para una cosa tiene que ser malo para otra: en ciudad la Kemen se mueve con soltura, no parece que sea tan grande. El buen centrado de masas hace que la bicicleta parezca más ligera de lo que es (verificamos 21,2 kg) y hemos ‘serpenteado’ entre el tráfico con gran solvencia. Al mover la bicicleta en parado es donde más salen a relucir sus dimensiones y peso.
Conjunto motor-batería a un gran nivel
Creemos que es un acierto de Orbea el haber instalado el motor EP6 de Shimano: en contra de la corriente de otras marcas de montar unidades menos potentes en bicicletas de este estilo, ya que el Shimano EP6 posee un valor muy alto de par (85 Nm) que será más que suficiente para lo que nos propongamos con la Kemen. Tanto si queremos una jornada de mtb, como si cargamos a tope su parrilla portabultos (hasta un máximo de 18 kg) en un pequeño viaje o en una compra en el supermercado, la potencia mostrada por este motor es encomiable.
La batería, de 540 Wh, nos parece más que adecuada y solamente en rutas muy largas por el campo o en viajes que nos propongamos hacer tendremos que tener un poco de ‘tacto’ con los modos de asistencia del motor para no gastar en exceso. Puedes montar un Range Extender con 252 Wh de capacidad por 499 €. Por cierto, algo que no nos ha entusiasmado en una bicicleta como es esta es la nula información que tenemos en la propia montura sobre distintos parámetros del motor y de la batería: todo se encomienda a la App en el Smartphone pero, en cortos desplazamientos por la ciudad, con las prisas habituales, hubiéramos preferido tener un pequeño display informativo con datos como la batería restante, el kilometraje, la velocidad…. Opcionalmente se puede instalar el display EN600 de Shimano, pero ya son 199 € más a añadir.
A bordo (al lado del puño izquierdo) solamente disponemos de una botonera donde se enciende y se apaga el motor y se cambian los modos, con unos pequeños led: uno de ellos nos indica el modo de asistencia (con diferentes colores) y el otro el estado de la batería, pero de una manera muy poco detallada, con un verde cuando tiene carga y diferentes tonos cuando se va agotando…
La transmisión corre a cargo de Shimano, con un cambio de 11 velocidades: el desviador trasero y el pulsador son de la serie XT, un ‘ilustre’ en la firma nipona que muestra un intachable comportamiento. El casette instalado posee unas relaciones más que suficientes, siendo de 11-50 dientes lo que, en combinación con el plato de 36, nos hace tener un desarrollo ideal sea cual sea el enfoque que pretendamos.
Frenos y suspensión delantera: una de cal y otra de arena…
Si echamos un vistazo a la horquilla veremos por qué decimos que esta bicicleta puede perfectamente satisfacer a muchos usuarios que necesitan una montura para rutas por caminos: la Fox 34 AWL 100 que instala ya la quisieran muchas bicicletas de montaña. Sus barras de 34 mm de diámetro poseen una gran rigidez, lo que hace que la rueda delantera tenga una gran pisada aunque el terreno esté roto. Como buen componente de Fox que es, destaca la suavidad en su funcionamiento. Y, el recorrido (100 mm) es más que suficiente para las aspiraciones de esta bicicleta. Creemos que la seguridad que posee la Kemen 10 a la hora de rodar por firmes más rotos es, en gran parte, gracias a esta horquilla.
Los frenos de Magura son, posiblemente, lo que menos nos ha gustado de esta bicicleta: el acabado MT5 que instala incorpora una pinza de dos pistones en el freno trasero y de cuatro en el delantero, aparentemente muy potentes. Sin embargo, el tacto de las manetas nos ha resultado poco firme (eso va con los gustos, es verdad) y la potencia de frenada nos ha dejado algo fríos, en especial la del freno trasero, teniendo que ejercer demasiada fuerza en la maneta para conseguir una buena frenada. Posiblemente sea falta de rodaje, pero tras bastantes kilómetros no han mejorado. Creemos que, habiendo montado un motor y una transmisión de Shimano, en Orbea podrían haber echado mano a alguno de sus frenos que, incluso en sus acabados más básicos, siempre han destacado por su buen rendimiento.
Componentes y accesorios que hacen la vida más fácil
Es un placer probar bicicletas como esta: el gusto por los detalles brilla por su ausencia en otras bicicletas con otros enfoques. Sin embargo, la Kemen 10 está repleta de accesorios que nos hacen disfrutar en diferentes ambientes. Nos encanta la luz de día que incorpora en el tubo de dirección: está genial para que nos vean, sin necesidad de encender el foco delantero, algo que consume mucha batería. Hablando del foco, es un Lezyne Super HB STVZO 1000, con luz ‘corta’ (de 600 lúmenes) y ‘larga’ (1.000 lúmenes). Hemos rodado de noche (por carreteras donde no hay iluminación) y es como si se hiciera de día. Detrás encontramos un piloto de la misma marca que, como la luz de día, siempre va encendido.
Un detalle que no entendimos según vimos la bicicleta y que es de lo que más nos ha gustado ha sido la tija telescópica que instala: este tipo de accesorios suele encontrarse en bicicletas de montaña para poder adoptar un posición cómoda a la hora de realizar bajadas por zonas técnicas. Creíamos que el enfoque de la Kemen no iba por ahí pero, viendo su comportamiento en campo, hemos acabado utilizando la tija en alguna ocasión. Pero es que también se ha mostrado ideal para la ciudad: podemos llevar el sillín a la altura que mejor nos permita pedalear, aunque eso signifique ir alto a la hora de echar el pie al suelo cuando nos detengamos, porque siempre podemos actuar la tija para bajar el sillín y tocar el suelo con el pie sin dificultad. Nos ha parecido un accesorio indispensable para la ciudad.
Los guardabarros que monta protegen muy bien, evitando salpicaduras a la ropa, ideal cuando estamos por la ciudad y no nos queremos manchar. Son algo aparatosos para una jornada de mtb, pero no se mueven en momentos de traqueteo ni se nos han soltado ni nada por el estilo. En la parte trasera encontramos la parrilla portabultos, de imponente aspecto y buen acabado. La pata de cabra también tiene una buena apariencia, siendo muy consistente y muy estable.
Comportamiento
En ciudad es una bicicleta que te hace disfrutar de los desplazamientos: se muestra estable, transmite seguridad, no nos sentiremos ‘pequeñitos’ entre los coches y el motor posee un gran aporte cuando lo necesitamos: hemos salido de los semáforos más rápido que los propios coches… La suspensión delantera y la propia filtración de los neumáticos (son bastante anchos) nos han permitido rodar con mucha comodidad, llegando muy descansados a nuestros destinos. La postura a los mandos está, quizás, más enfocada a la montaña, siendo un poco ‘al ataque’, lo que en ciudad podría haber sido mejorable. Pero es que no se puede tener todo…
En ambientes ‘offroad’, su comportamiento es intachable: en buenas manos puede seguir a una eMtb sin problemas, siempre y cuando no queramos practicar ‘enduro’, claro. El límite ha venido más por sus neumáticos que por la propia bicicleta: los Schwalbe G-One tienen unos pequeños tacos que permiten a la Kemen rodar muy bien en asfalto, pero en campo, en algunas situaciones, se quedan escasos de agarre.
Nos ha entusiasmado en desplazamientos interurbanos: nos hemos movido mucho entre pueblos, realizando desplazamientos para hacer gestiones diversas o compras y, la verdad, es que ha sido una delicia poder hacerlos con esta Orbea Kemen 10. Es rápida: en recorridos de 5 a 10 km, no hemos tardado mucho más que con un coche, gracias a que aparcamos la Kemen donde nos propongamos, y con un coche no podemos hacer lo mismo. Además, nos hemos divertido mucho, porque alternábamos el asfalto con las pistas de tierra cuando nos apetecía, haciendo que nuestros desplazamientos no solamente fueran una obligación sino también un momento de disfrute.
En conclusión, podemos decir, como comentábamos al principio de esta prueba, que la Orbea Kemen 10 es la bicicleta ‘total’: vale para todo, y además lo hace muy bien, no es la típica bicicleta que no destaca en nada. Tiene un fuerte componente ‘offroad’ que no la impide destacar en el asfalto, y menos en las ciudades. Es muy cómoda y segura y, a excepción del detalle de los frenos (que no nos han entusiasmado pero que, ojo, son de mucha calidad y ofrecen una buena frenada), nos ha parecido ideal para tener, en una sola bicicleta, la perfecta compañera del día a día y del fin de semana.
Ficha técnica de la Orbea Kemen 10
- Cuadro: Aluminio 6061 hidroformado
- Motor: Shimano EP6 (85 Nm)
- Batería: Orbea Internal 540 Wh (Range extender opcional de 250 Wh)
- Transmisión: Shimano XT 11 velocidades
- Horquilla: Fox 34 Float AWL 100 mm de recorrido
- Frenos: Magura MT5 E-Stop con pinza de 4 pistones delante y de 2 pistones detrás. Discos de 180 mm
- Ruedas: Aluminio de 29’’
- Neumáticos: Schwalbe G-One 700x47 mm
- Manillar: OC Mountain Control MC31 (800 mm)
- Sillín: Selle Royal Vivo Ergo
- Tija: OC Mountain Control MC21
- Peso: 21,2 kg (verificado con pedales por Híbridos y Eléctricos)
- Precio: 4.999 €
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