La consultora norteamericana McKinsey ha presentado el informe The road ahead for e-mobility en el que realiza un estudio sobre la intención de compra de un coche eléctrico por parte de los consumidores entre 2020 y 2025. Las conclusiones más importantes que se puede extraer son que cada vez hay más compradores dispuestos a considerar el coche eléctrico como una opción, aunque siguen existiendo las mismas incertidumbres sobre la autonomía y la recarga y las mismas barreras a la hora de la venta en los concesionarios.
Ante el progreso tecnológico logrado en los últimos años en la mecánica del tren motriz y en las baterías de los vehículos eléctricos, y la previsible expansión de la infraestructura de recarga, la investigación trata de discernir la "última gran incógnita" que afecta a la movilidad eléctrica: la intención real de los compradores. Para ello se basa en una encuesta realizada sobre 11.100 consumidores, entre los que se incluyen 1.200 propietarios de vehículos eléctricos a los que se ha interrogado sobre su intención de adquirir un vehículo eléctrico en los próximos años. La encuesta en la que se basa el informe se centra en estudiar como evolucionará la demanda de los consumidores en los próximos cinco años ante un nuevo escenario con una mayor oferta de modelos eléctricos y un crecimiento masivo de las redes de recarga rápida.
Más opciones de compra
Hace unos años, las opciones que el consumidor tenía para comprar un vehículo eléctrico eran muy limitadas. Ahora los fabricantes de todo el mundo están comenzando a ofrecer una gran cantidad de opciones y posibilidades. Según McKinsey, a nivel mundial, el catálogo disponible de modelos totalmente eléctricos que estará disponible en 2025 estará formado por más de 400 modelos diferentes.
Plan de lanzamientos de coches eléctricos en los próximos 5 años. Fuente: McKinsey.
"Hace tres o cuatro años, uno de los grandes desafíos que se interponían en el camino era no tener suficientes modelos disponibles", ha asegurado a Electrek Russell Hensley, socio de McKinsey. En 2016, cuando McKinsey realizó esta misma encuesta, el 26% de los consumidores afirmaba que el tipo de vehículo que querían no estaba disponible como modelo eléctrico. A fines de 2019, cuando se consultó de nuevo, este porcentaje había caído al 9%.
El pistoletazo de salida será este mismo año. En 2020, se espera que sean 113 los nuevos modelos eléctricos que lleguen al mercado en todo el mundo, muchos de ellos en China, pero también una buena parte en el resto del mundo. Sin duda, la nueva normativa de emisiones de la Unión Europea está acelerando los planes, puesto que los fabricantes quieren evitar a toda costa la enormes multas en las que pueden recaer. Si bien la mayor parte de ellos son vehículos de alta gama, en la lista aparecen desde los utilitarios más pequeños a los SUV más grandes y también crece la oferta de compactos, SUV mediano, berlinas y pick-ups.
En cuanto al precio de los coches eléctricos, según el análisis de McKinsey sobre la evolución del coste de batería desde 2008, el precio del kWh ha pasado de 1.600 dólares (1.450 euros) a la cifra actual, que se sitúa entre los 100 y los 200 dólares (90-180 €.). "En 10 años, el coste ha caído al 10%", afirma Hensley. "Y todavía hay espacio para una mayor reducción".
Más usuarios convencidos
El consumidor está mucho más convencido sobre los beneficios de los vehículos eléctricos. Casi todos ellos, más del 90%, ya conocen la existencia de esta tecnología, es decir, son conscientes de que existe una alternativa real a los tradicionales modelos de combustión. En China, esta conciencia del consumidor es la más alta, alcanzando al 99% de los encuestados.
En 2016, fuera de China, entre el 29% y el 44% de los consumidores estaban dispuestos a considerar la comprar un vehículo eléctrico. En 2019 el porcentaje crece hasta el 51%, siendo los consumidores estadounidenses los que, en porcentaje, menos intención tienen de dar el salto a esta nueva tecnología.
Evolución de la consideración de compra de un coche eléctrico en diferentes países. Fuente: McKinsey.
Se mantienen las mismas inquietudes sobre la autonomía, la recarga y la durabilidad de las baterías. En este aspecto se encuentran algunas inconsistencias entre los encuestados. La preocupación por la recarga es mayor incluso en áreas con la una red más densa de estaciones de carga públicas, como es el caso de California. Además, la preocupación sobre la autonomía persiste aunque solo un 12% de los encuestados realizan cada día más de 40 kilómetros. En este caso, McKinsey asegura que una mejor comprensión de las diferencias entre los vehículos eléctricos y los de combustión interna, ayudaría a elevar la predisposición de los consumidores a plantearse la compra de un vehículo eléctrico.
En cuanto a las características promedio de los futuros compradores de un vehículo eléctrico en comparación con los de un vehículo de combustión, la encuesta desvela que son más propensos a vivir en zonas urbanas, su tiempo de viaje es un 32% mayor, sus nivel de salario es un 30% superior y son seis veces más propensos a comprar el vehículo a través de internet.
Experiencia de compra
El estudio también ha utilizado lo que Hensley llama "compras misteriosas", para comprobar cómo ha evolucionado la experiencia de compra en los concesionarios. En este caso, McKinsey cree que se podrían realizar mejoras importantes para el consumidor. Tanto a través de las webs dedicadas como en las propias tiendas es necesario proporcionar un mejor asesoramiento y ofrecer un conocimiento integral de lo que supone disponer de un vehículo eléctrico, más allá de las características mecánicas y los equipamientos habituales.
"No existen incentivos en los concesionarios por las ventas de vehículos eléctricos. No es el primer vehículo al que te llevan", afirma Hensley. "Hay mucha labor por hacer a nivel de concesionario". Sin embargo, entre esa tarea educativa y la reducción de las ganancias en la venta de vehículos eléctricos, sobre todo en el mantenimiento posterior, muchos distribuidores ven la venta de vehículos eléctricos como un trabajo excesivamente duro y caro.