El programa Green NCAP, hospedado y respaldado por el Programa de Evaluación de Vehículos Nuevos en cooperación con los gobiernos europeos, evalúa el impacto ecológico que tienen los vehículos durante todo su ciclo de vida. Para realizar esta labor ha calculado las emisiones totales estimadas por los 61 coches, movidos por todo tipo de tecnologías, que han pasado por sus pruebas reales desde 2019 hasta 2021.
La evaluación del ciclo de vida, o LCA, es el método que estima las emisiones individuales de los automóviles en cada uno de los procesos. Tiene en cuenta todos los flujos de recursos y la energía asociada con la producción, el uso y el reciclaje con el objetivo de predecir el impacto ambiental de durante toda su vida útil, desde la obtención de los materiales para su fabricación hasta su desguace final.
Green NCAP es una iniciativa europea independiente que promueve el desarrollo de automóviles que sean limpios, energéticamente eficientes y no dañinos para el medio ambiente. La organización anunció recientemente su primera Evaluación del ciclo de vida (LCA) en la que juzga el impacto ambiental real de algunos de los automóviles más vendidos de Europa. Su objetivo es ayudar a los compradores a tomar decisiones informadas y sostenibles.
El cálculo del LCA de un automóvil implica la realización de estimaciones basadas en los datos disponibles mediante una metodología desarrollada por Joanneum Research y revisada por pares por el Instituto Paul Scherrer. Según la información proporcionada por Green NCAP, una característica única de este enfoque es el uso de mediciones realistas, completas y precisas de los vehículos, para estimar el impacto de la fase de uso del vehículo. Los consumos promedio de energía, en la situación más favorable y en la menos favorable de las pruebas de Green NCAP, sirven como datos de entrada para los cálculos de LCA. Con ellos se revela el efecto potencial del tipo de conducción y las condiciones ambientales en los resultados finales.
Para obtener los resultados, Green NCAP calculó las emisiones totales estimadas de gases de efecto invernadero durante todo el ciclo de vida y la demanda de energía primaria de los 61 automóviles probados en el programa durante el período 2019 a 2021. Los datos incluyen vehículos de todos los tamaños y tipos, incluidos los convencionales, de gasolina y diésel, totalmente eléctricos e híbridos-eléctricos enchufables y no enchufables. Para igualar los criterios, se supuso una vida útil del vehículo de 16 años y un kilometraje total recorrido de 240.000 kilómetros.
Los cálculos se basan en la previsión actual del mix energético medio de los 27 estados miembros de la Unión Europea y Reino Unido, anulando el efecto que tiene el suministro energético local sobre los valores LCA de los coches.
A partir de la información obtenida y tratada por Green NCAP, los resultados muestran que la contribución a las emisiones totales estimadas de gases de efecto invernadero y la demanda de energía primaria, en las diferentes fases y momentos del ciclo de vida, pueden variar significativamente según el sistema de propulsión.
En el caso de los vehículos convencionales, la quema de combustibles fósiles durante la fase operativa representa la mayor parte de las emisiones y la demanda de energía del ciclo de vida. Esto es diferente para los coches eléctricos para los cuales la fase de producción representa, en promedio, una mayor parte del total, mientras que las emisiones en uso pueden variar dependiendo del mix energético y de la parte de energía procedentes de fuentes renovables y no renovables que se emplea para su recarga. Los coches eléctricos tienen cero emisiones locales de gases de efecto invernadero y, en general, muestran las mejores cifras LCA de la media europea.
El resultado completo del estudio Green NCAP se puede encontrar en el comunicado de prensa emitido por la organización. Sin embargo, parece particularmente interesante comparar los vehículos similares según su peso/tamaño y el formato de su carrocería albergando bajo su capó sistemas de propulsión diferentes.
Si bien los vehículos eléctricos no producen ninguna emisión local mientras están en uso, la producción, en la que se incluyen todos los componentes eléctricos y electrónicos, y la batería de alto voltaje, generan una cantidad significativa de gases de efecto invernadero (GEI). En algunos casos, al agregar los GEI estimados emitidos al suministrar la energía eléctrica necesarias para la recarga durante su vida útil acerca sus emisiones totales del ciclo de vida a algunos de los vehículos con motor de combustión interna (ICE). Sin embargo, leyendo los datos de forma global, el coche eléctrico sigue mostrando el mejor resultado, especialmente cuando se añade el beneficio del reciclaje de componentes sus eléctricos.
La comparativa de los 61 coches realizada por Green NCAP confirma también que el vehículo de gasolina tiene una ligera desventaja frente al diésel, debido a su mayor consumo de combustible. En general, el GNC y los coches híbridos enchufables dan resultados similares de emisiones durante su ciclo de vida, alrededor de 40 toneladas de CO2. El informe concluye que, a pesar de las emisiones de GEI relativamente bajas de la producción de combustible, todos los vehículos con motor de combustión experimentan un inconveniente debido al CO2 que se libera cuando se quema el combustible fósil.