El tripartito de coalición del Gobierno alemán, encabezado por Olaf Scholz, ha llegado finalmente a un acuerdo para aprobar los presupuestos generales de Alemania para el próximo 2024. Unos presupuestos caracterizados por la contención en el gasto público ante la necesidad de controlar el déficit del país y que, entre otras medidas, afectará a los subsidios a los coches eléctricos y la energía solar.
No ha sido fácil aprobar los presupuestos en el país germano. El Tribunal Constitucional alemán dictaminó el mes pasado que el primer borrador de los presupuestos para el próximo año era ilegal porque violaba una cláusula constitucional que prohibía a Alemania tener un déficit superior al 0,35 % del PIB.
Esto provocó una crisis política e institucional y generó desacuerdos entre los tres partidos de la coalición, que se debatieron entre recortar el gasto o suspender las normativas sobre la deuda por quinto año consecutivo.
Después de varias semanas de tensas negociaciones, el canciller alemán ha anunciado que su coalición ha llegado a un acuerdo que contempla medidas "desagradables, pero necesarias", enfocadas a reducir el gasto y equilibrar las cuentas del país.
Aunque seguirá financiado proyectos para la transición ecológica, el Gobierno alemán ha acordado recortar en casi 60.000 millones de euros el presupuesto del Fondo para el clima y la transformación'(KTF) para cumplir sus compromisos de déficit. Se recortarán 12.000 millones de euros de gasto en 2024 y un total de 45.000 millones adicionales entre 2025 y 2027.
Los subsidios a la energía solar y las ayudas los coches eléctricos se eliminarán antes de lo previsto. En 2024 también se suprimirá la ayuda para aliviar la factura de la electricidad a los consumidores, que reducirá el gasto en otros 5.500 millones de euros. Esto aumentará la factura una media de 3 céntimos por kilovatio-hora, según los operadores de red. Los recortes también afectarán al transporte público, concretamente a la financiación de los ferrocarriles alemanes.
Al anunciar el acuerdo, Scholz negó que su Ejecutivo estuviera dando marcha atrás en sus compromisos con la transición verde. "El Gobierno se apegará a sus objetivos (...), pero está claro que debemos hacerlo con mucho menos dinero", afirmó.
Tendrá que controlar el gasto para cubrir un déficit financiero estimado en 17.000 millones de euros para 2024, alrededor del 3,8% del gasto total de 450.000 millones de euros.
A pesar de estos recortes, el presupuesto de los fondos KTF será de 160.000 millones de euros entre 2024 y 2027, una cifra "muy alta", según Scholz.
Además de recortar gastos, el Gobierno alemán quiere aumentar la recaudación castigando a las industrias más contaminantes. Se recortarán unos 3.000 millones de euros eliminando los subsidios al diésel en el sector agrícola e introducirán un impuesto al combustible de aviación para vuelos dentro de Alemania.
También se aumentará el precio que pagan las empresas por sus emisiones de carbono, de los 30 euros por tonelada de CO2 actuales a 45 euros/tonelada, lo cual debería compensar parcialmente el impacto de los recortes. Esta medida es bastante controvertida, ya que encarecerá el precio del combustible y de la calefacción.
Además, está previsto que los fabricantes (o vendedores minoristas) paguen un impuesto sobre los envases de plástico que podría generar unos 1.400 millones de euros a las arcas públicas.
El acuerdo presupuestario contempla mantener los subsidios a proyectos que promuevan la construcción de plantas de semiconductores y apoyen la energía limpia en industrias y hogares. Se mantendrán también las ayudas estatales para que las plantas siderúrgicas pasen de utilizar gas natural a usar hidrógeno, reduciendo así su impacto medioambiental.
Los presupuestos también han hecho hincapié en partidas especiales como el apoyo a Ucrania, que no se verá afectado. Alemania enviará al país unos 8.000 millones de euros en ayudas el próximo año, según el ministro de Finanzas, Christian Lindner.