El movimiento de electrificación en Europa resulta imparable, o al menos esa es la intención de los políticos de la región. Sin embargo, las cifras parecen contradecir el discurso. Si bien las ventas evolucionan, los coches eléctricos ya superan a los diésel, en los últimos meses son muchos los fabricantes que han dado la voz de alarma. Las matriculaciones se están ralentizando y varias marcas han reducido la inversión o han rebajado sus objetivos. Esto supone un varapalo para muchas fábricas que contemplan ahora cómo su futuro no está tan garantizado. El centro de Ford en Almussafes, Valencia, es uno de los que ha visto congelados sus planes.
Los americanos han sido de los primeros en querer adoptar un cambio que ahora no se aprecia tan claro. Durante los próximos años Ford quiere impulsar la venta de vehículos eléctricos en la región. El objetivo de los de Michigan ha sido asociarse con grandes fabricantes europeos para impulsar su etapa eléctrica. El nuevo Ford Explorer es el ejemplo más claro de este cambio de tendencia. Un SUV 100% eléctrico nacido en colaboración con el Grupo Volkswagen y el uso de la plataforma MEB. Sin embargo, los planes de lanzamiento se han retrasado unos meses. No hay fecha concreta para su llegada. Un mal augurio.
La inversión se congela mientras que los puestos de trabajo penden de un hilo
La división eléctrica de Ford sufre pérdidas masivas de forma constante. Miles de millones perdidos en una estrategia a largo plazo que no parece estar funcionando. Ya en Estados Unidos, Ford ha asegurado que reducirá los objetivos con la congelación de algunos proyectos y la transformación de algunas fábricas, nacionales e internacionales. La continuidad de la planta de Almussafes ha estado durante muchos meses pendiente de un hilo. Las dudas estaban entre el centro de Colonia, Alemania, y el español. Finalmente, los directivos se decantaron por nuestra casa.
Todo el mundo recibió la noticia con gran alegría ya que el plan permitía mantener la planta abierta durante los próximos años. Ford iba a destinar una gran inversión en la región, pero ahora todo queda en el limbo. Tal y como recoge la Tribuna de la Automoción, los americanos han congelado el proyecto, lo que deja en el aire miles de puestos de trabajo. En el pasado mes de marzo ya se planteó el primer ERE de 1.000 trabajadores por culpa del cambio de rumbo. Ahora, todo toma un viraje más oscuro ya que no se sabe cómo puede afectar esta suspensión. Fuentes internas reconocen que la situación les deja “en el alambre”.
Como contramedida, se espera que Ford impulse la venta de vehículos híbridos. Actualmente, las instalaciones valencianas producen toda la gama del Ford Kuga, el modelo más popular de la marca en Europa, así como diversas furgonetas, que desaparecerán de la plantilla próximamente ante una reorganización de la producción. Los sindicatos de la factoría esperan que la marca garantice una producción de 200.000 unidades al año, una cifra que no sólo mantendría con vida a Almussafes sino que también permitiría a la marca realizar una transición eléctrica sin más sobresaltos. De momento, aunque Ford todavía no ha comentado cuál es la estrategia definitiva, no se descartan nuevos despidos.