Hay muchas veces que la realidad supera la ficción. Juego de tronos no solo es una de las series más famosas y exitosas de la historia, también podría servir de base para muchas jugadas y nombramientos en las altas directivas empresariales. A rey muerto, rey puesto. El Grupo Volkswagen ha cambiado de CEO, Diess se ha ido por la puerta trasera en una jugada que esconde muchas sombras impulsadas por uno de los clanes más poderosos de la industria del automóvil. Así se ha fraguado el despido de Herbert Diess.
Hay que decir que el bueno de Herbert llevaba meses entre la espada y la pared. Tras una serie de decisiones puestas en duda, el CEO alemán había visto reducida su área de influencia. Acorralado tras la mesa de su imponente despacho en la sede de Volkswagen, Diess no ha conseguido remontar una estrategia que le ha borrado del mapa. Los retrasos y el descontento de muchos trabajadores han sido el gran detonante para que el clan Porsche-Piech haya dado el paso definitivo.
El movimiento de presión empezó a fraguarse hace una semana. El combativo Diess nunca ha dado su brazo a torcer, una posición firme y decidida que ha acabado por dejarle sin el respaldo de la multimillonaria e influyente familia Porsche, lo que ha supuesto el último clavo en el ataúd de Diess como CEO del Grupo Volkswagen. Perder el apoyo del mayor accionista del grupo no puede ser bueno, y a las pruebas nos remitimos. No hay fidelidad en las altas esferas, y la familia Porsche ha decidido sustituir al CEO en un movimiento no muy limpio.
Según los rumores publicados por Automotive News, el momento decisivo fue el pasado 20 de julio, durante una reunión del Consejo de Supervisión de Volkswagen, donde estaban presentes la familia Porsche, funcionarios del Estado de Baja Sajonia y parte de la cúpula sindical del conglomerado. Todas las partes decidieron que había llegado el momento de decir adiós a Herbert Diess sin que este estuviese presente; por no estar no estaba ni en el país, ya que se encontraba visitando la fábrica de Volkswagen en Chattanooga, Estados Unidos.
Cogido por sorpresa, rápidamente se ha buscado un sustituto, uno que cuenta con toda la confianza de la poderosa familia. Oliver Blume se ha alzado al trono del Grupo Volkswagen, a la vez que se mantendrá como máximo responsable de la marca Porsche. Durante sus años de servicio, los de Stuttgart han ganado reconocimiento, prestigio y mucho dinero. La senda de electrificación, y la forma en la que la ha encarado Blume ha tenido gran peso en la decisión final. Todo lo contrario de lo que hasta ahora había demostrado Diess.
De cara al futuro, Blume tendrá que lidiar con varios frentes importantes. La estrategia eléctrica de la compañía tendrá que reevaluarse y redirigirse, pero sobre todo habrá que corregir los problemas causados por el retraso en el desarrollo del software de los eléctricos con plataforma PPE. Otros frentes será la salida a bolsa de Porsche, además de tener que calmar una aguas que bajaban muy agitadas con los líderes sindicales, otro de los beneficiados con el cambio de corona.